El Kremlin consideró inadmisible la condena de la presunta espía rusa María Bútina en Estados Unidos a 18 meses de cárcel al señalar que ella no cometió el delito que se le achaca.
"El propio hecho de que haya sido detenida y esté encarcelada desde hace tiempo para nosotros es inaceptable. Consideramos que esta ciudadana de Rusia no realizaba y no podía realizar las acciones que se le imputan", declaró el portavoz del Kremlin desde Pekín, citado por la agencia rusa Interfax.
Según el funcionario, "la palabra clave quizás sea que ella hizo un trato con la investigación, pero nosotros desconocemos los detalles de este trato".
Bútina, la joven rusa que fue detenida en Estados Unidos en julio pasado acusada de actuar como una agente rusa, fue condenada este viernes por un tribunal federal a 18 meses de cárcel, tras llegar a un acuerdo con la fiscalía estadounidense y declararse culpable.
Tras conocerse el veredicto, la Defensora del Pueblo ruso, Tatiana Moskalkova, expresó su decepción con esa condena y alertó de que su estado de salud es "alarmante".
El padre de Bútina, Valeri Butin, también mostró su descontento con el dictamen, pero indicó que con su traslado a una prisión federal las condiciones de su reclusión podrían mejorar.
"Hasta donde sé, ella será transferida a una prisión federal a finales de mes. Allí habrán condiciones más 'democráticas' que las que tiene ahora. No he hablado con los abogados, solo con mi hija", manifestó a la agencia rusa.
Bútin señaló que no tiene esperanza alguna de que la apelación prospere.
"En primera instancia porque los plazos lo complican todo, es algo irreal, y también hay limitaciones vinculadas al caso", dijo y añadió que solo volverá a ver a su hija cuando sea puesta en libertad y deportada.
El padre de Bútina concluyó que "los abogados hicieron un trabajo enorme, colosal, profesional. Les estamos muy agradecidos".
La detenida rusa ya cumplió parte de su condena durante el tiempo que duró la investigación, por lo que podría quedar en libertad entre septiembre y noviembre, y ser deportada a Rusia.
El pasado 13 de diciembre, Bútina, de 30 años, confesó su culpabilidad de un delito de conspiración contra EEUU y aceptó cooperar con la Justicia.
En su momento, el presidente ruso, Vladímir Putin, negó que Bútina trabajara para Moscú y relacionó la confesión con las amenazas recibidas en prisión.
Según la Fiscalía, la presunta espía rusa tejió una red de influyentes contactos en EEUU para beneficiar al Kremlin en una operación que inició en marzo de 2015 y que finalizó en julio de 2018, cuando fue arrestada.
Como parte del acuerdo alcanzado con la fiscalía, Bútina aportó información sobre su expareja, el asesor del partido Republicano Paul Erickson.
Bútina reconoció, además, haber establecido una relación con un estadounidense, para lo que se sirvió de la herramienta de traducción de Google, con el objetivo de presentarle una "propuesta de proyecto" de cara a las elecciones de 2016.
EEUU acepta que los ciudadanos estadounidenses y extranjeros trabajen en favor de otro país, siempre y cuando estén debidamente registrados para hacerlo, algo que Bútina nunca hizo.