El presidente estadounidense, Donald Trump, ha propuesto imponer aranceles del 25 por ciento a productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares, mayoritariamente bienes de consumo, informó hoy la Oficina del Representante de Comercio Exterior de EE.UU. (USTR, en inglés).
"El presidente Trump ha pedido (al responsable de Comercio Exterior, Robert) Lighthizer que considere incrementar el nivel propuesto para estos aranceles del 10 % al 25 por ciento", explicó a los periodistas un alto funcionario del Gobierno de Trump, que pidió permanecer en el anonimato.
La imposición de gravámenes del 25 por ciento a estos productos significa duplicar con creces el incremento del 10 por ciento que la Administración Trump había anunciado a principios de julio, después de la respuesta de Pekín a los primeros aranceles ordenados por Washington.
La USTR analizará en las próximas semanas esta propuesta del mandatario y abrirá un periodo de consulta pública al final de agosto para que las empresas estadounidenses puedan ofrecer su opinión sobre estas sanciones.
A pesar de que algunos medios estadounidenses han relacionado la propuesta de aumento de los gravámenes con una fuerte caída en el valor de la moneda china, los funcionarios descartaron esa idea.
"Queremos que escuchen nuestras recomendaciones, abran su mercado y dejen de perjudicar a los trabajadores estadounidenses", indicó al respecto un altos cargos del Gobierno en una conferencia telefónica.
Los aranceles propuestos en esta ocasión se aplicarán por primera vez a un número considerable de bienes de consumo, incluyendo muebles, lámparas, alimentos y ordenadores.
Antes de que la propuesta de Trumo se hiciera pública, el Gobierno chino afirmó hoy que el chantaje y la presión que EE.UU. intenta ejercer a sus exportaciones "no van a funcionar".
Las conversaciones entre Washington y Pekín en materia comercial se han estancado en las últimas semanas, periodo en el que ambas naciones se han impuesto aranceles recíprocamente.
La primera oleada de aranceles de EE.UU. incluyó un castigo del 25 por ciento a las importaciones chinas por valor de 34.000 millones de dólares, una medida a la que Pekín respondió de igual manera.
A los pocos días, el Gobierno de Trump volvió a implantar gravámenes a los bienes importados de China, motivando contramedidas del Ejecutivo del presidente chino, Xi Jinping.