El rechazo expresado por el Partido Popular (centroderecha) y Podemos (izquierda) al socialista Pedro Sánchez hace inviable su elección como presidente del gobierno español, aunque el líder del Partido Socialista Obrero Español mantuvo la mano abierta para intentar lograr el respaldo de la formación de izquierda.
Después de presentar este martes su programa de gobierno para lograr la confianza del congreso, Sánchez encontró la respuesta que ya preveía, en forma de negativa de PP y Podemos a su candidatura, que se hará efectiva en la votación que tendrá lugar al final de esta jornada.
PP y Podemos suman 192 votos contrarios y Sánchez sólo tendrá los escaños socialistas (90) y los de los liberales de Ciudadanos (40), que son 130, cuando le harían falta hoy 176 para tener la mayoría absoluta.
El viernes próximo tendrá lugar una segunda votación, en la que al líder socialista le bastaría tener más sí que no, pero si PP y Podemos no modifican el sentido de su voto Sánchez volverá a ser rechazado, lo que nunca había ocurrido en la actual etapa democrática española.
La desconfianza de Rajoy
El presidente del gobierno en funciones y líder del PP, Mariano Rajoy, acusó a Sánchez de no tener "ni programa ni pacto" y le dijo que lo único que pretende es "liquidar" lo que él ha hecho desde 2011.
Esa gestión de cuatro años ha servido, según Rajoy, para que España "no cayera en la situación de quiebra, empezara a crear empleo, mejorara la competitividad y creciera como nadie en Europa".
Para el dirigente de centroderecha un ejecutivo dirigido por Sánchez "abriría la puerta de la desconfianza" y sembraría incertidumbre económica que frenaría iniciativas empresariales.
Sánchez replicó que la reforma laboral del PP fue una "voladura" a las relaciones del mercado de trabajo como consecuencia de las ayudas europeas que España tuvo que recibir y calificó a Rajoy de "tapón para la renovación y la regeneración del PP".
Podemos exige desvinculación económica
Más dura fue la intervención de Pablo Iglesias, de Podemos, que reiteró su oferta para un pacto de gobierno de izquierdas y garantizó a Sánchez lealtad si hay acuerdo, aunque para ello le pidió que abandone su cercanía a los "oligarcas" económicos y financieros.
Iglesias expresó su respeto por los votantes del PSOE, pero arremetió contra el pasado de este partido, al que vinculó con la gestión del ex presidente Felipe González (1982-1996), "manchada de cal viva", en una alusión a casos de terrorismo de Estado que fueron investigados por los tribunales españoles.
La respuesta de Pedro Sánchez fue recordar que los partidos de izquierda en el congreso español suman menos que los votos de PP y los liberales y advirtió de que no aceptará acuerdos con partidos que defienden la independencia de Cataluña, como los nacionalistas de ERC.
Al rechazo de Iglesias el aspirante socialista contestó que si Podemos vota "no" unirá sus fuerzas al PP "y se convertirá en lo que había venido a cambiar".
El único apoyo a Sánchez vino de Ciudadanos, con el que firmó un acuerdo la semana pasada con cerca de doscientas medidas para reformar parte de la legislación aprobada por el PP desde 2011.