El presidente de España, Mariano Rajoy, aseguró que "no habrá impunidad" para los miembros de la organización separatista Euskadi Ta Askatasuna (ETA), luego de que ésta anunciara durante la semana su disolución y el cese de sus actividades.
"No es un día de celebración, es un día de recuerdo y homenaje a los que hoy no están con nosotros", manifestó en Madrid el gobernante, afirmando que "desaparece ETA, pero no desaparece el daño que ha causado ni el dolor irreparable que tantas veces ha sembrado".
Advirtió que pese a su fin, "los crímenes de ETA se seguirán investigando, sus delitos se seguirán juzgando y en su caso condenando, y las condenas se seguirán cumpliendo. No hubo ni habrá impunidad".
Por su parte, el ex mandatario español José Luis Rodríguez Zapatero sostuvo en los medios de comunicación que sin las conversaciones que él mantuvo con el representante del brazo político de ETA, el ex líder de Batasuna Arnaldo Otegi, nada de esto habría sido posible y confesó haberse sentido incomprendido por gente incluso de su misma trinchera.
"Momento histórico para Europa"
El viernes se realizó en Cambo-les-Bains una cumbre que se constituyó como la "escenificación del final" de ETA, instancia que contó la presencia de personalidades políticas internacionales como el ex director del Fondo Monetario Internacional Michel Camdessus, el ex asesor del primer ministro británico Tony Blair, Jonathan Powell, o el fundador del Partido de la Revolución de México, Cuauhtemoc Cárdenas.
La ceremonia fue considerada "neutra" pues se llevó a cabo sin autoridades políticas vascas, españolas ni de los mayoritarios Partido Popular o Partido Socialista, y el protagonismo lo asumieron las nuevas generaciones, representadas por la joven de Gernika Irati Agorria.
El mexicano Cárdenas leyó parte de la Declaración de Arnaga, que puso punto final a la actividad de la organización: "ETA anunció su decisión de dejar de existir, es un momento histórico para toda Europa, ya que marca el fin del último grupo armado del continente".
El texto sostiene que, por encima de todo, por delante queda un proceso de reconciliación, lo que requiere de mucho tiempo pues "las heridas profundas perduran".
Destaca además el hecho de que personalidades internacionales le pidieron a ETA que cesara su actividad violenta, llamamiento al que respondió tres días después manteniendo su palabra de poner fin a la violencia. Esto, también, resaltado porque el año pasado ya había llevado a cabo su desarme.
Subrayan, asimismo, que el gobierno español podría ofrecer signos muy positivos a favor y con la intención de forjar un nuevo futuro si accediera al traslado de los presos vascos a cárceles más cerca de sus familias.