Grecia se prepara para una posible nueva oleada de llegadas de refugiados a raíz de la crisis en Afganistán a través de la diplomacia con Turquía y el refuerzo de su frontera, donde en los últimos días ha completado la extensión de una valla de 40 kilómetros que busca disuadir e impedir la entrada irregular de solicitantes de asilo y migrantes en el país.
El ministro de Protección Civil, Mijalis Jrisojoidis, y el de Defensa, Nikos Panagiotopulos, realizaron este viernes una visita de reconocimiento a la frontera terrestre con Turquía, que tiene como barrera natural el río Evros y, como artificial, una valla que hasta hace poco tenía una extensión de 12,5 kilómetros.
Durante la visita, Jrisojoidis dijo que la situación en Afganistán puede generar "flujos migratorios" y aseguró que las fronteras griegas "permanecerán seguras e inviolables".
"Como país europeo participamos en las instituciones de la Unión Europea y una serie de decisiones se toman en ese marco. Sin embargo, como país no podemos esperar pasivamente al posible impacto", resaltó el ministro.
Gobierno invirtió en mejorar la seguirdad fronteriza
Aunque en la última semana el gobierno griego ha dejado claro que no permitirá que el país viva una crisis similar a la de 2015, cuando miles de personas llegaban a sus costas casi cada día, en realidad decidió invertir en mejorar esta valla a raíz de los sucesos de marzo de 2020, cuando alrededor de 15.000 personas quedaron atrapadas, repelidas por las autoridades griegas, después de que Turquía anunciara la apertura de sus fronteras con la UE.
El Ejército griego ha levantado una valla metálica de 5 metros de alto, coronada con un alambre de espino especial, a la que se suma la también recién inaugurada barrera digital que permitirá impedir aún más cruces y aún debe ser completada con drones, cámaras térmicas y robots autónomos no tripulados que detectan el movimiento.
La crisis en marzo de 2020 derivó en uno de los momentos más tensos de las relaciones greco-turcas.
Sin embargo, en los últimos meses Atenas y Ankara han mejorado sus relaciones y anoche el primer ministro heleno, Kyriakos Mitsotakis, y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, coincidieron durante una larga conversación telefónica en que ambos países se enfrentan al mismo desafío ante la posible llegada de refugiados desde Afganistán.
Ambos líderes estuvieron de acuerdo además en la necesidad de apoyar a los países colindantes con Afganistán, para que los afganos "puedan permanecer lo más cerca de casa posible", según fuentes citadas por los medios helenos.
El ministro de Migración y Asilo griego, Notis Mitarakis, ha insistido esta semana en que su país no será la puerta a Europa para los refugiados afganos y ha pedido a la UE que colabore con Turquía para reforzar e implementar la declaración conjunta sobre migración firmada en 2016, tras la cual las llegadas a Grecia de refugiados se han reducido drásticamente.