Al menos una persona murió este domingo durante un incendio y los disturbios que le siguieron en el superpoblado campo de refugiados de Moria, en la isla griega de Lesbos, según confirmó a Efe la Policía helena.
Aunque las autoridades no han confirmado que haya más víctimas mortales, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), presente en el campo, ha publicado en sus redes sociales un mensaje en el que lamenta la pérdida de las vidas de "una mujer y un niño".
Según medios locales, el segundo incendio se declaró mientras una mujer afgana cocinaba en el contenedor que hacía las veces de su vivienda y se propagó rápidamente debido a las condiciones de hacinamiento del campo.
Médicos Sin Fronteras informó de que atendió en su clínica a 21 personas por el pánico que causó el incendio y heridas por los enfrentamientos con la Policía.
Cinco personas heridas fueron trasladadas al hospital de Mitilene, según afirmó a Efe una fuente del servicio de Ambulancias.
Durante la tarde del domingo se declararon dos incendios, que ya han sido extinguidos: uno a las 16.45 hora local (13.45 GMT) en un olivar a unos 400 metros del campo y otro, 20 minutos después, dentro del centro.
Tras los incendios un grupo de refugiados se enfrentó a los agentes de policía y bomberos lanzándoles piedras y palos, a lo que la Policía respondió con gases lacrimógenos y granadas aturdidoras.
Medios locales apuntan que los refugiados destruyeron dos camiones de bomberos y parte de las instalaciones del Servicio de Asilo durante los disturbios.
Un portavoz de la Policía explicó a Efe que, aunque la tensión se ha reducido, el campamento aún está fuera de control y la operación policial continúa.
Las autoridades de la isla han recibido refuerzos desde la capital ateniense, de donde esta tarde salió un avión Lockheed C-130 con dos brigadas antidisturbios, el director de la Policía griega y el viceministro de Orden Público.
Desde hace tiempo la situación en este campo de Moria es explosiva, principalmente por el hacinamiento y la insalubridad consecuencia de que acoge a unas 12.000 personas aunque solo está preparado para unas 3.000, algo que tanto ONG como la sociedad local han denunciado durante años.