Este lunes se iniciará el juicio contra el ultraderechista Anders Behring Breivik por el doble atentado del pasado 22 de julio, donde murieron 77 personas, la mayor tragedia de Noruega en las últimas décadas.
Este país, que encabeza el índice de desarrollo humano de la ONU y que tenía en los últimos años 30 asesinatos anuales de media, revivirá el drama surgido cuando Breivik hizo explotar un coche-bomba en el complejo gubernamental de Oslo y luego perpetró una matanza en el campamento de las Juventudes Laboristas en la isla de Utøya.
El objetivo del proceso, del que no existen precedentes en la historia noruega y que se extenderá por 10 semanas, será reconstruir los hechos para tratar de determinar no la culpabilidad de Breivik, que nunca ha negado ser el autor de los atentados, sino si es o no penalmente responsable.
El primer informe psiquiátrico determinó que padece esquizofrenia paranoide y que se encontraba en estado psicótico cuando realizó los atentados, por lo que según las leyes noruegas no puede ir a la cárcel, sino que deberá ser ingresado en un psiquiátrico.
El segundo examen, encargado por el tribunal a otros psiquiatras, tras las críticas al primer diagnóstico y cuyo resultado fue difundido esta semana, concluye que no estaba perturbado y por tanto sí es penalmente responsable.
La existencia de dos informes con resultados opuestos incrementa la importancia de lo que el ultraderechista noruego de 33 años o los testigos digan en el juicio para valorar su estado mental, aunque la incógnita se mantendrá hasta el tramo final del proceso.
La acusación de FiscalíaEn la acusación contra él por terrorismo y 77 homicidios voluntarios presentada hace un mes, la Fiscalía pedía su ingreso en un psiquiátrico, basándose en el informe inicial, aunque abría la posibilidad de cambiar la estrategia en función del segundo estudio.
A pesar del diagnóstico del último informe, la Fiscalía optó por la prudencia, resaltando que no será hasta la presentación de las conclusiones, fijada para el 21 y el 22 de junio, cuando tomen una decisión.
Si los fiscales lo consideran penalmente responsable, pedirán para él una pena de cárcel o de custodia de 21 años. La custodia ("forvaring") es una figura legal que puede equivaler en la práctica a una cadena perpetua, ya que una vez cumplida la pena, esta puede ser prorrogada de forma indefinida cada cinco años, si se considera que el reo sigue siendo un peligro social.
Si creen en cambio que es un enfermo mental y optan por pedir su ingreso en un psiquiátrico, Breivik tampoco tendrá fácil salir libre algún día: el Gobierno noruego planea tramitar de urgencia una ley hecha expresamente para él con el fin de mantenerlo recluido de forma indefinida en un centro psiquiátrico.