Ankara volvió a enfatizar que el líder del grupo religioso sigue en EE.UU., sin que Washington acceda a su extradición.
El gobierno de Turquía preparó diversas actividades para conmemorar el sexto aniversario del fallido intento de golpe de Estado del 15-16 de julio de 2016, e incluso declaró festivo para la jornada de este viernes.
La asonada dejó un saldo de 251 personas muertos y miles de heridos, y será el propio presidente Recep Tayyip Erdogan quien lidera el principal acto, en la Plaza Sarachane de Estambul: "Invito a todos los ciudadanos a nuestra reunión, en la que conmemoramos nuestra gloriosa lucha y a nuestros mártires", dijo el mandatario en Twitter.
El predicador islamista Fethullah Gülen, aliado del Partido Justicia y Desarrollo (AKP) de Erdogan hasta 2013, es acusado por el gobierno de estar detrás del intento golpista; y por eso su organización fue declarada terrorista bajo el nombre de "Organización Terrorista Gulenista".
Tras el golpe, el Ejecutivo turco lanzó una serie de operaciones policiales contra la red de Gülen, con decenas de miles de detenciones y despidos en las instituciones públicas.
Aunque en su momento la oposición turca se posicionó en contra del intento de golpe, también culpó a Erdogan de abusar del acontecimiento para establecer un régimen autoritario en Turquía. En tanto, el predicador de 81 años, quien está exiliado en Estados Unidos desde 1999, fue hospitalizado esta semana, en estado crítico.
Turquía y su campaña global contra la "Organización Terrorista Gulenista"
Además de la persecución judicial de los golpistas, Turquía apunta a que la "Organización Terrorista Gulenista" (FETO) sea considerada como un peligro a nivel global.
De hecho, el ministro de Asuntos Exteriores turco, Mevlüt Çavuşoğlu, afirma en una columna que el grupo "amenaza a la humanidad en su conjunto".
"Para entender lo que ocurrió, hay que comprender la verdadera naturaleza de FETO", que nació en la década de 1960 como "movimiento religioso", pero "si el intento de golpe de Estado hubiera tenido éxito, la Turquía de hoy habría sido muy diferente. La democracia no habría existido y los derechos y libertades fundamentales se habrían suspendido indefinidamente. La nación habría caído en manos de un gobierno extremista", aseguró.
Además, recordó que "nuestro gobierno lleva años solicitando a los Estados Unidos la extradición de Gülen a Turquía, así como la de los miembros de FETO de países europeos. Desafortunadamente, estas solicitudes aún no se han cumplido".
"En otras partes del mundo, un número cada vez mayor de gobiernos entiende el peligro que esta organización terrorista también representa para ellos y están tomando las medidas necesarias. FETO también participa en actividades ilegales como el fraude de visados, el lavado de dinero y el tráfico de armas (...) el terrorismo no tiene nacionalidad, etnia o religión. Este peligro amenaza a la humanidad en su conjunto. Por tanto, la respuesta a esta amenaza debe ser unitaria y decidida. Ningún Estado puede permitirse el lujo de diferenciar a los terroristas y ninguna organización terrorista puede catalogarse como 'útil' según sus preferencias", asegura.
