La fotografía de la muerte de un niño sirio en las costas de Turquía visibilizó en el mundo entero el drama que viven los refugiados que intentan llegar a Europa, cuyo balance en lo que va de 2015 habla de 350 mil personas cruzando el Mediterráneo en precarias condiciones.
Al menos 12 personas se ahogaron en el hundimiento de 2 botes que se dirigían a la isla griega de Kos este miércoles, de acuerdo a información de la marina turca.
Entre los muertos hay 5 niños y las imágenes de los cuerpos de Aylan Kurdi, de 3 años y su hermano Galip, de 5, han dado la vuelta al mundo en la última jornada.
Diversas agencias calculan que durante agosto al menos 2.500 personas intentaron cruzar diariamente el tramo marítimo entre Turquía y Grecia, provenientes de Siria, Afganistán y Pakistán, pero cada vez se diversifican más las nacionalidades de los inmigrantes ilegales.
Estos cruces son realizados a través de barcos de contrabandistas, los que no ofrecen ningún tipo de seguridad y cobran cerca de 1.800 euros (1,4 millones de pesos chilenos) por persona, en promedio.
Más de 2.500 fallecidos
De acuerdo a los datos de la Agencia de Refugiados de la ONU (Acnur), más de 2.500 personas han fallecido en estos viajes durante este año.
Entre el 1 de enero y el 31 de agosto, 2.643 inmigrantes y refugiados murieron en naufragios ocurridos en el Mediterráneo. Adempás, agosto se eleva como el segundo mes con más muertes (638) en 2015, sólo superado por abril, con 1.265 fallecidos.
Unicef realizó un llamado a los países a entregar cuidados a los refugiados, incluyendo más agua y la mejora del acceso a servicios de saneamiento e higiene personal, así como a la atención médica en ciertos casos, ya que muchos llevan meses viajando bajo el sol, sin descanso y con la misma ropa.
Debido a estas condiciones se registran innumerables casos de deshidratación, ampollas, diarrea y quemaduras por el sol, entre otros.
El organismo señaló que las autoridades de los países receptores deben facilitar ayuda a los menores que cruzan las fronteras solos o con sus familias y procesar sus solicitudes de asilo de manera más expedita.
El debate en la prensa europea
Cruda como pocas, la foto de Aylan que tomó Nilufer Demir, reportera de la agencia Reuters, también abre un debate de diversas aristas en las sociedades y medios europeos.
¿Se debió publicar? ¿Debe Europa hacerse cargo de las esperanzas de miles de desplazados? Son sólo algunas de las preguntas que tienen respuestas disímiles según se lee en editoriales y comentarios de la prensa del Viejo Continente.
"Si querían una imagen que de verdad nos salpicara como el ácido, si querían una imagen evocadora del horror, aquí tienen una", señala el artículo "El niño de la playa", con el que el diario español El Mundo aborda desde la perspectiva de un padre la brutal captura.
En "Un niño es el mundo entero", el también hispano El País considera al niño "no lo supo salvar el mundo".
"Su único destino, el de sus padres, el de sus pasos, era sobrevivir; su horizonte no era ni siquiera vivir, tener oficio, amores y despedidas: su destino, ese que yace ahora sin vida en el mundo, era el de dibujar en la arena la casa, el barco, y ya no hay ni casa ni barco ni nada. No hay nada", escribe Juan Cruz.
"Es muy fácil decir que los gobiernos tienen que hacer algo pero ¿(en) la sociedad estamos dispuestos a apoyar esas decisiones?", se pregunta un lector; mientras que otros apuntan desde la mirada europea: "la entrada masiva de musulmanes en Europa, con el consiguiente efecto llamada, la falta de trabajo, los graves problemas de asimilación cultural (la banlieu de Paris), la demografía, etc., puede marcar un peligroso punto de inflexión que dirija a Europa hacia un horizonte peligroso".
"Ninguno queremos a la familia del crío en la cola del centro de salud por delante de nosotros. Eso es lo que hay. Ahora muchos soltarán 'blablabla', pero ni soltará un duro, ni los querrá en su barrio. La verdad del ser humano", resumen, quizás con demasiada realidad, otro comentarista.
Nota de la Redacción: Cooperativa.cl decidió publicar esta imagen porque creemos que permite dimensionar el drama que viven miles de personas alrededor del mundo. El fenómeno migratorio que hoy vive Europa nos puede parecer lejano en lo geográfico, pero no nos debe resultar ajeno por las trágicas implicancias humanas que significa no resolverlo.