Al cumplirse la tercera jornada de rescates entre los escombros dejados por el terremoto del viernes en Esmirna, de 6,8 grados de magnitud y que causó al menos 69 muertos en la provincia turca, los equipos de salvamento ven disiparse la esperanza de encontrar a supervivientes.
Aún hay vecinos que esperan un milagro, pero por el momento el último rescate de una persona viva sepultada por los escombros de un edificio colapsado tuvo lugar en la medianoche del sábado, cuando los equipos encontraron con vida a Ahmet Çitim, un hombre de 70 años que había pasado 33 horas atrapado entre los cascotes.
El balance provisional de 69 muertos -a lo que se añaden dos en la isla griega de Samos- seguirá previsiblemente aumentando conforme prosigue el trabajo en ocho de los 17 edificios derruidos.
El número de heridos alcanza ya los 949, de los que 729 ya han sido dados de alta mientras que 220 siguen bajo tratamiento médico, según los últimos datos de AFAD, el servicio de emergencias turco.
Nadie sabe a ciencia cierta cuántos cuerpos están aún entre los escombros, pero por las estimaciones adelantadas a Efe por fuentes de la alcaldía el saldo final superará las cien víctimas mortales.
VOLUNTARIOS MINEROS
Tras haber rescatado a 104 personas con vida, la ardua labor de los profesionales de AFAD, asistidos por bomberos y voluntarios, se transforma ahora en una actualización de la cifra de víctimas.
Entre los voluntarios destaca un contingente de mineros de la ciudad de Soma, el centro de la extracción de lignito de Turquía, que pese a estar en huelga han acudido para aportar su experiencia en los desastres que tantas veces han vivido en los pozos de carbón.
"En cuanto nos avisaron del terremoto, interrumpimos nuestra huelga y vinimos aquí. Tomamos picas y palas y tres horas después llegamos a Esmirna a trabajar", explicó a Efe un sindicalista minero, Ramazan Atak.
El grupo tiene experiencia: varios miembros del sindicato quedaron atrapados en una mina de Soma en 2014, tras una fuerte explosión que causó la muerte de 301 trabajadores.
Además de la casi veintena de edifcios que cayeron, las autoridades han revisado más de un mill de inmuebles con daños. (Foto:EFE)
EDIFICIOS POR DERRIBAR
Pero los 17 edificios derrumbados no son lo único que preocupa a las autoridades turcas pues hay decenas de inmuebles que podrían venirse abajo en cualquiera de numerosas réplicas del temblor que se suceden desde el viernes, tras haberse contabilizado ya casi un millar.
Muchos bloques de viviendas muestran graves daños como agujeros en las paredes, grietas verticales que cruzan la estructura de arriba abajo e incluso edificios ligeramente inclinados hacia un lado.
El vicepresidente de Turquía, Fuat Oktay, explicó hoy, durante una comparecencia ante la prensa en Esmirna, que 26 inmuebles han sido marcados para un derribo inmediato por los daños sufridos.
Detalló que se habían analizado 1.238 edificios en el área y que aproximadamente la mitad había sufrido daños de diversa magnitud, prácticamente todos en el barrio de Bayrakli y en el colindante distrito de Bornova, en la periferia norte de Esmirna.
En cambio, en Seferihisar, situado a 30 kilómetros al sur de la ciudad, el pueblo turco más cercano al epicentro del terremoto, ningún edificio registró daños importantes, explicó Fuat Oktay.
GEOLOGÍA Y HORMIGÓN
La magnitud del desastre en Bayrakli se debe a dos motivos: las condiciones geológicas y la baja calidad de las construcciones.
El barrio está asentado sobre un suelo de aluvión en lo que antes fue un estuario y luego se convirtió en marismas y ciénagas, desecadas al edificarse allí una urbanización a partir de los años 60.
En estas condiciones, según aseguraron hoy varios expertos a la cadena CNNTürk, cualquiera de los frecuentes terremotos menores de la zona mueve los fundamentos de los edificios, cuyas estructuras se desestabilizan así con el paso de los años.
A eso se añade la ínfima calidad de los materiales utilizados en algunas de las construcciones levantadas de forma rápida sobre todo en los años 70 y 80, cuando se necesitaban residencias asequibles para familias venidas de áreas rurales.
Un informe del centro municipal de estudios sísmicos, revelado hoy por CNNTürk, muestra que dos de los edificios derrumbados en el terremoto del viernes, con numerosas víctimas, ya habían sido calificados como "construcción de riesgo" en 2012 por los daños estructurales observados.
AYUDAS PARA MUDARSE
Ahora, los vecinos recelan de todo y quien puede, se va, como Gizem, que baja la escalera cargada con una maleta de ropa, junto a su pareja.
"Todos los edificios del barrio han sufrido daños. El nuestro no lo ha cerrado la policía con cintas pero nos vamos igualmente, nos da miedo", explica a Efe.
Las autoridades han desplegado miles de tiendas de campaña en parques y zonas abiertas, y entregarán 30.000 liras (unos 3.000 euros) a las familias que han perdido todas sus pertenencias en el temblor, explicó hoy el ministro de Urbanismo, Murat Kurum.
Los dueños de apartamentos ahora inhabitables recibirán 13.000 liras (unos 1.300 euros) y 5.000 (510 euros) los inquilinos, como ayuda para mudarse a otra casa, agregó el ministro.