En una nueva reunión tras la anexión de Crimea, Rusia se mantuvo impasible en la defensa de sus acciones en Ucrania frente a los reproches del Consejo de Seguridad.
El subsecretario general de la ONU, Jan Eliasson, advirtió de una "escalada peligrosa" de las tensiones en Crimea que amenaza con tener implicaciones para la paz y la seguridad de la comunidad internacional.
"Los últimos acontecimientos han aumentado las tensiones y han añadido nuevos niveles de complejidad a una situación ya de por sí precaria", comentó Eliasson.
El embajador ruso ante la ONU, Vitaly Churkin, defendió que la incorporación de Crimea a Rusia "ha corregido una injusticia histórica" tras la entrega de la península a Ucrania en 1954 por el entonces régimen soviético.
Churkin insistió que en el actual gobierno ucraniano hay elementos "racistas, antisemitas y xenófobos", señalando con ironía que "es con ellos con los que la Unión Europea quiere firmar un acuerdo de asociación".
La representante de Estados Unidos, Samantha Power, respondió a estas declaraciones afirmando que Rusia muestra "más imaginación que Tolstoi y Chéjov" en sus pretensiones en Crimea.