El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, denunció la destrucción a manos de las fuerzas rusas de más de 500 iglesias, lugares de culto y otras infraestructuras ligadas a la religión desde el comienzo de la guerra en Ucrania.
"Todos los creyentes en Ucrania han sufrido debido a la invasión", escribió Zelenski en un mensaje publicado en redes sociales días después de que el Parlamento ucraniano aprobara una ley que supondrá la prohibición en territorio de Ucrania de la iglesia ortodoxa local vinculada al Patriarcado de Moscú.
"Cualquiera que ataque iglesias con misiles y bombas no merece más que la condena del mundo entero", agregó el jefe del Estado ucraniano.
La religión es uno de los campos decisivos en la guerra informativa entre Ucrania y Rusia.
Kiev ve la Iglesia Ortodoxa Ucraniana subordinada canónicamente a Moscú como un Caballo de Troya del imperialismo ruso.
Desde el comienzo de la guerra, las autoridades de Ucrania han arrestado a numerosos popes de esta denominación por colaborar con las fuerzas invasoras y algunos de ellos han sido intercambiados por ucranianos capturados por Rusia.
Las medidas contra esta iglesia ortodoxa han sido criticadas por parte de la opinión pública conservadora en Estados Unidos y Europa, que las perciben como un ataque a la libertad religiosa.
Ucrania alega que se trata de una cuestión de seguridad nacional y acusa a Rusia de llevar a cabo una persecución sistemática de todas las iglesias distintas de la Iglesia Ortodoxa Rusa en los territorios ucranianos que ocupa.