Hasta el momento, medio centenar de personas, en su mayoría mujeres, han acusado sentir náuseas, vértigos y dolores tras haber recibido un pinchazo.
El aumento de denuncias por ataques con jeringas en las discotecas de Francia, donde ya se han superado las 50 demandas, ha despertado la inquietud de las autoridades, propietarios y clientes de locales nocturnos, aunque de momento se desconocen casos de agresión sexual.
Decenas de jóvenes han denunciado sentir náuseas, vértigos y dolores tras haber recibido un pinchazo en discotecas y festivales, una situación que está contribuyendo a crear un clima de psicosis entre la población y que, de momento, las autoridades no han logrado establecer la amplitud del fenómeno o si los actos están relacionados.
Según los antecedentes, los análisis sanguíneos y de orina han dado negativo en el rastreo de drogas, y no se ha tenido conocimiento de casos de agresión o abuso sexual entre las víctimas, quienes tiene entre 18 y 24 años.
"Tenemos personas que informan de una sensación de pinchazo y síntomas inmediatos. Pero estos síntomas son muy diversos: sueño, vómitos, pérdida de conocimiento, lagunas de memoria", explicó este viernes el fiscal de Nantes, Renaud Gaudeul, a la radio France Info, quien además señaló que detrás pueda haber intentos de inyectar sustancias tóxicas pero también "crear psicosis".
Fuentes policiales citadas por el diario Le Figaro indicaron que ha habido cerca de 60 casos. En los últimos dos días se han registrado cuatro denuncias más en Béziers (sureste), donde ha habido en total 14 denuncias, principalmente de mujeres. Las autoridades, en tanto, han pedido a los locales nocturnos establecer protocolos.
Una de las sustancias que buscan es el GHB, también conocida como "droga de los violadores" o éxtasis líquido, un depresor del sistema nervioso central que se usaba en los años sesenta como anestésico, pero el problema es que la detección de esta droga en la sangre apenas se puede hacer durante un período de seis horas y 12 en la orina.
