Francia tiene desplegadas a 122.000 personas entre fuerzas del orden y militares para proteger el espacio público y los centros sensibles de todo el país tras la elevación del nivel de alerta por los ataques terroristas.
El dato lo dio este miércoles el primer ministro francés, Manuel Valls, al anunciar ante la prensa el dispositivo antiterrorista que va a reforzar los medios humanos y materiales, con 2.680 empleos y una dotación de 425 millones de euros (309.911.615.000 pesos chilenos) en los tres próximos años.
Valls explicó que entre los 122.000 efectivos que "asegurán la protección permanente de puntos sensibles y del espacio público" están los refuerzos de 10.500 militares que salieron de los cuarteles la semana pasada para proteger instalaciones estratégicas, pero también centros de culto o escuelas judías.
Para dar la dimensión de las amenazas terroristas que pesan sobre su país, indicó que en Francia hay que vigilar a 3.000 individuos como sospechosos de terrorismo, de los cuales unos 1.300 están vinculados con las redes de yihadistas en Siria e Irak, un grupo que ha aumentado un 130 % en un año.
Según el diario "Le Figaro", que cita fuentes policiales, de esos 1.281 franceses o residentes en Francia, al menos 393 han dado el paso de irse a Siria para integrarse en grupos yihadistas como el Estado Islámico, y entre ellos figuran 96 mujeres, con una edad media de 25 años y reducidas allí en muchos casos a la esclavitud sexual.
De acuerdo con esa misma contabilidad, 240 yihadistas franceses han salido de Siria y 190 han vuelto a Francia, donde los servicios secretos tratan de vigilarlos por considerar que constituyen "bombas potenciales".
A esos hay que sumar unos 250 que están en tránsito hacia las zonas de combate y cerca de 300 con intenciones de ir. Un policía citado por el diario advirtió de que impedir que estos últimos integren las filas yihadistas puede ser también un riesgo, en la medida en que decidan atentar en represalia en Francia.
Valls, tras detallar su dispositivo antiterrorista, recordó que las 17 personas asesinadas en los atentados terroristas que sacudieron Francia del 7 al 9 de enero supusieron un "choque" que "recordó la amenaza que pesa sobre el país y que sigue a un nivel muy elevado".
E hizo hincapié en que esos ataques "reclaman la mayor determinación" entre otras cosas "para reafirmar nuestros valores y demostrar que frente al terror la democracia (...) no se pliega y no se plegará nunca".