El mandatario galo evitó pronunciarse sobre posibles problemas derivados de las masivas protestas contra la reforma laboral que impulsa su Gobierno.
Hoy comienza una huelga de trenes que será seguida por paros en el metro y la aviación civil.
A sólo 10 días del comienzo de la Eurocopa el presidente socialista afronta una fuerte presión social.
El presidente François Hollande aseguró que la principal amenaza que pesa sobre la Eurocopa de fútbol, que arranca el próximo 10 de junio en Francia, es el terrorismo yihadista, y evitó pronunciarse sobre posibles problemas derivados de las masivas protestas y huelgas contra la reforma laboral que impulsa su Gobierno.
"La amenaza sigue siendo el terrorismo", dijo Hollande al ser preguntado en una entrevista publicada este martes en el diario Sud Ouest sobre si la protesta sindical a esa reforma afectará al campeonato.
Las entrevista llega a los kioscos el mismo día en que comienza una huelga de trenes que marcará el inicio de una nueva batería de paros y protestas en todo el país en sectores como el ferroviario, el metro o la aviación.
En la entrevista con Sud Ouest Hollande aseguró que no va a retirar ni el proyecto de ley ni un artículo que privilegia los acuerdos dentro de la empresa a los convenios colectivos, defendido también por la patronal francesa Medef.
En clave de seguridad, Hollande recordó que Francia empleará a 90.000 personas en la seguridad del torneo, entre policía, gendarmería, militares, protección civil y voluntarios.
El mandatario se refirió también a la decisión de mantener las zonas para hinchas (fan-zones) a pesar de la amenaza que supone para el torneo el yihadismo, porque "para evitar desbordes, es mejor que estén regulados, en seguridad y protegidos".
"El control de fronteras también se reforzará para evitar que los 'hooligans' (hinchas violentos) vengan a perturbar la fiesta", agregó el jefe del Estado francés sobre la competición que albergará su país entre los próximos 10 de junio y 10 de julio.
Posición compleja
Aunque esta semana no hay manifestaciones públicas convocadas, la huelga de hoy da paso a una compleja batería de paros a la que, desde el jueves, se sumarán los puertos y los transportes metropolitanos de París, y el viernes los controladores aéreos, con tres jornadas consecutivas no sólo en rechazo a la reforma laboral sino también en defensa de sus condiciones.
La gran protesta nacional se reserva para el 14 de junio, un día después de la llegada del texto de la reforma laboral al Senado, donde será examinado hasta el 24 y se votará el 28 de ese mes, antes de volver a la Asamblea en caso de que se introduzcan allí cambios.
Ante la persistencia de los bloqueos, la patronal llamó hoy a todas las empresas que se vean afectadas por éstos a presentar una denuncia, y destacó que en pleno siglo XXI no se pueden aceptar acciones "que impiden a los empleados desplazarse y añaden leña al fuego".
El 57 por ciento de los franceses creen que el Gobierno va a acabar por ceder e introducir modificaciones, según la encuesta más reciente, aunque hay división sobre la pertinencia de suprimir el texto: el 46 por ciento es partidario de su eliminación y el 53 por ciento aboga por conservarlo.
El debate se extendió hoy al presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, presente hoy en París, quien defendió esa reforma al estimar que es "un mínimo de lo que hay que hacer", pero evitó profundizar en este comentario al advertir contra los efectos de una excesiva flexibilidad laboral.
