Un año después de las masivas manifestaciones contra el terrorismo que sacaron a la calle a cuatro millones de franceses, París volvió a rendir homenaje a las víctimas de los atentados, en una sobria ceremonia en la plaza de la República.
Las autoridades pretendieron revivir el llamado "espíritu del 11 de enero" con su convocatoria a salir de forma multitudinaria para recordar a las 149 personas que perdieron la vida en los ataques yihadistas de enero y de noviembre el año pasado.
La emoción sigue ahí, presente en la plaza que se ha convertido en símbolo del rechazo a la barbarie, pero los parisinos, quizá por el tiempo desapacible o por el hastío ante la proliferación de actos de homenaje, no respondieron de la misma manera.
Frente a la espontaneidad de las protestas del año pasado, esta vez los políticos coparon los homenajes.
Se descubrió placa en memoria de las víctimas
Por la mañana, las principales autoridades del Estado, con el presidente François Hollande a la cabeza, recordaron a las víctimas y a todos aquellos que sufrieron el terrorismo en primera persona pero consiguieron vivir para contarlo.
Hollande -junto al primer ministro, Manuel Valls, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, y parte de su gobierno- descubrió una placa en memoria de las víctimas colocada a los pies de un "roble del recuerdo" plantado allí esta semana.
Tras descubrir la plancha, se guardó un minuto de silencio y se leyeron los nombres de los fallecidos, tras lo cual Hollande, Valls e Hidalgo depositaron una corona de flores en la Estatua de la República, donde permanecen cientos de velas, escritos y dibujos que han servido para mantener viva la memoria de las víctimas.
Las estrictas medidas de seguridad para acceder a la plaza tampoco parecen haber contribuido a animar a la ciudadanía a acercarse a la plaza. Los bolsos y mochilas eran rigurosamente controlados por las fuerzas de seguridad a la entrada para disipar la amenaza de un nuevo atentado.
La alcaldesa Hidalgo trató de poner paños calientes sobre la magra presencia de ciudadanos en la plaza, argumentando que "los parisinos no son muy de mañanas".
Pero por la tarde, de manera ya no oficial, el panorama no varió demasiado: cientos de parisinos, en un goteo constante, sí se acercaron a dejar sus velas y sus escritos a los pies de la Estatua de la República.
En paralelo, Hollande se desplazó a la Gran Mezquita de París en una visita sorpresa para participar en la jornada de puertas abiertas que los templos musulmanes celebran este fin de semana y que han apelado "el té de la fraternidad".
Los actos de este domingo cerraron toda una semana de homenajes a los 17 muertos en los atentados del pasado enero contra el "Charlie Hebdo" y el supermercado judío, a manos de los hermanos Kouachi y Amedy Coulibaly.
Mañana lunes hay todavía un llamado a formar una cadena humana en torno a la Estatua de la República, que a partir de hoy permanecerá iluminada.