El atentado más sangriento de este martes de produjo en un mercado de Bagdad, donde fallecieron 10 personas y otras 70 resultaron con lesiones.
Al menos 21 iraquíes murieron y más de 90 resultaron heridos en nuevos atentados con bombas perpetrados este martes en Irak. El más sangriento de los ataques se produjo en un mercado del centro de Bagdad, donde fallecieron 10 personas, según fuentes policiales.
Este ataque en Bagdad, en el que otras 70 personas resultaron heridas, ocurrió hacia las 11:00 horas locales (07:00 GMT), cuando dos bombas hicieron explosión de forma casi simultánea e incendiaron numerosas tiendas, dijo el capitán de policía Ali Hadi.
Unas tres horas antes, un atentado similar causó la muerte de siete personas e hirió a ocho más en una carretera al este de la capital.
El artefacto iba dirigido contra un vehículo de la policía que circulaba por el barrio de Nahda, al este de Bagdad, según las fuentes.
Entre los heridos hay tres policías y otros cuatro civiles que se encontraban en la zona cuando fue detonado el artefacto.
En Tikrit, un policía y un civil murieron y ocho personas resultaron heridas por la explosión de una bomba al paso de una patrulla de las fuerzas de seguridad por una de las carreteras de esa ciudad, situada a 170 kilómetros al norte de Bagdad.
Además, las fuerzas de seguridad decidieron este martes prohibir el tránsito rodado en varias áreas en Mosul, en el norte iraquí, en previsión de posibles ataques de grupos insurgentes.
El pasado viernes, 20 presuntos rebeldes y seis policías, incluido un coronel, murieron en ataques y enfrentamientos registrados en la ciudad de Mosul, situada a 400 kilómetros al norte de Bagdad.
Por otro lado, el Ejército estadounidense anunció la muerte de cuatro presuntos insurgentes en un ataque aéreo norteamericano en la localidad de Al Yusefiya, al sur de la capital.
Los nuevos atentados se produjeron pese al reciente despliegue de cerca de 4.000 soldados estadounidenses en Bagdad y sus alrededores para facilitar la aplicación del plan diseñado por el primer ministro, el chiíta Nuri al Maliki, cuyo fin es reducir la violencia en la región.
La nueva oleada de violencia coincide también con el 18º aniversario del fin de la guerra Iran-Irak (1980-88), que los iraquíes celebraban hasta que fuera derrocado el régimen de Sadam Husein, en abril de 2003. (EFE)
