El número de muertos en las protestas que en los últimos días han sacudido Irán por la muerte de Mahsa Amin aumentó a seis, según informaron este miércoles las autoridades iraníes.
"Desafortunadamente, dos personas murieron en los enfrentamientos de anoche", dijo el fiscal de la provincia de Kermanshah (noroeste), Shahram Karamí, de acuerdo con la agencia Fars, cercana a la Guardia Revolucionaria.
La fuente añadió que unas 25 personas resultaron heridas en esos choques, entre ellas manifestantes, policías y transeúntes, y acusó a "agentes contrarrevolucionarios" de las protestas en la ciudad de Kermanshah, capital provincial.
"Estamos seguros de que eran agentes contrarrevolucionarios porque fueron asesinados con armas que no usan las fuerzas de seguridad nuestras", afirmó.
Por su parte, el gobernador de la ciudad de Shiraz, Lotfolah Sheibaní, informó de que anoche murió "un asistente de la policía" y cuatro agentes resultaron heridos en las protestas de esta urbe meridional, de acuerdo con Fars.
Estas víctimas mortales se unen a los tres muertos que confirmaron ayer las autoridades de la provincia del Kurdistán iraní, de donde era originaria Amini.
¿QUIÉN ES MAHSA AMIN?
Amini, de 22 años, falleció el viernes a consecuencia del infarto y el coma que sufrió la semana pasada producto de presuntas torturas en una comisaría de Teherán, donde estaba detenida por la llamada Policía de la moral tras ser acusada de llevar colocado erróneamente el velo, prenda obligatoria en el país.
Las autoridades han negado malos tratos contra la joven y han afirmado que sufría problemas de salud, algo que la familia ha negado.
Las protestas comenzaron tímidamente el viernes tras conocerse la muerte de Mahsa Amini tras ser detenida por la Policía de la moral por llevar mal el velo y se han ido extendiendo, cada vez mayores, en más puntos del país y más violentas.
Anoche hubo protestas en al menos 20 ciudades, informó la agencia estatal IRNA, en las que se repitieron las escenas de violencia de las fuerzas de seguridad de días pasados.
El Gobierno del ultraconservador presidente de Irán, Ebrahim Raisí, ha aumentado en los últimos meses la presión para que las mujeres cumplan con las estrictas reglas de vestimenta.
El velo es obligatorio desde la revolución de 1979 liderada por el ayatolá Ruholá Jomeiní, quien declaró que sin él las mujeres estaban "desnudas".