"Para Rosalyn Rincon era una situación normal, en un día de trabajo común y corriente. Pero quizás no era el mejor lugar para estar cuando un barco empieza a hundirse: dentro de una caja, como parte de un acto de magia".
La BBC publicó la historia de la bailarina inglesa de 30 años, que formaba parte del equipo de entretenimiento del crucero Concordia, que el viernes en la noche se accidentó cerca de la isla italiana de Giglio, con 3.200 pasajeros y 1.000 integrantes de la tripulación.
Cuando logró salir de la caja, la joven llamó a su madre para decirle que el barco se estaba hundiendo, pero Claire Rincon al principio no le creyó, pensando su hija estaba siendo demasiado dramática.
"Sonaba algo histérica", recuerda Claire según el sitio, pero "le dijo que debía irse porque el barco se estaba ladeando y cortó la comunicación Claire se quedó blanca como una 'hoja de papel'. Y así permaneció toda la noche, sin ninguna noticia hasta la mañana siguiente".
La incertidumbre de la mujer duró hasta la mañana siguiente, cuando el novio de su hjija, que también viajaba y trabajaba en el barco como oficial ingeniero, le relató que Rosalyn había logrado salir del barco.
Por la noche Rosalyn pudo llamar a su madre. "Debe haber estado en el agua en algún momento, dado que me dijo que estaba toda mojada", explicó, contando que su hija y otros miembros de la tripulación se aseguraron que de que los pasajeros hubiesen salido del barco antes de abandonarlo ellos mismos.