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Justicia italiana ratificó decisión de separar a familia que vivía en modo ermitaño

Publicado:
| Periodista Digital: EFE

Tres hijos pequeños fueron arrebatados a sus padres, que residían en un bosque para "liberarse de la toxicidad de la vida moderna".

"Los niños no son propiedad del Estado", repudió el vicepresidente del país, el ultraderechista Matteo Salvini.

Justicia italiana ratificó decisión de separar a familia que vivía en modo ermitaño
 Telegraph.co.uk

Nathan Trevallion y Catherine Birmingham se aislaron deliberadamente de la civilización. Sus hijos se llaman Utopia Rose, Galorian y Bluebell.

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El Tribunal de Apelación de L'Aquila rechazó este viernes un recurso presentado por los padres de los tres niños que vivían aislados en un bosque del centro de Italia, y confirmó la suspensión de su responsabilidad parental, así como el amparo de los menores en una casa de acogida.

La corte confirmó así las medidas que adoptó un Juzgado de Menores el 21 de noviembre, al ordenar la retirada de los niños del hogar familiar y su acogida en una estructura protegida en la localidad de Vasto, en la región de Abruzos.

Los menores, con edades entre los seis y los ocho años, permanecen bajo el cuidado de esta institución, aunque su madre, Catherine Birmingham, también se encuentra allí y puede pasar con ellos ciertos momentos del día.

El vicepresidente italiano y líder de la ultraderechista Liga, Matteo Salvini, criticó la decisión judicial y alegó que "los niños no son propiedad del Estado".

"Para estos jueces, una sola palabra: Vergüenza. ¡Los niños no son propiedad del Estado, los niños deben poder vivir y crecer con el amor de mamá y papá!", escribió Salvini en su cuenta de X, donde ha sido muy crítico con la justicia desde que se conoció la noticia.

El expediente sobre Birmingham y su esposo Nathan Trevallion llegó al juez tras un informe sobre una intoxicación por hongos que llevó a la familia a acudir al hospital en abril de este año.

Los trabajadores sociales intervinieron al comprobar que los tres hijos de la pareja no asistían a la escuela, a pesar de haber realizado las pruebas de fin de curso obligatorias en un centro público. Allí constataron que su casa carecía de baño, agua corriente y electricidad.

Los padres defendían su decisión de "liberarse de la toxicidad de la vida moderna".

El Juzgado de Menores justificó su decisión al considerar que el entorno en el que vivían los niños podía causarles "graves consecuencias psicológicas y educativas" y afectar de forma significativa a su desarrollo, aunque los progenitores defendieron que todas sus decisiones estuvieron orientadas al "bienestar psicofísico" de sus hijos.

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