Elsa Fornero no pudo terminar su exposición, que debió completar el premier Mario Monti.
Roma aprobó un radical programa para afrontar la crisis.
Un particular suceso se produjo el domingo en Italia, protagonizado por la ministra del Trabajo, Elsa Fornero, quien no pudo evitar quebrarse al anunciar el congelamiento de los aportes estatales a las pensiones de la jubilación, como una de las medidas que deberá adoptar el nuevo Gobierno de Mario Monti para hacer frente a la crisis por la que atraviesa el país.
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| Fornero tuvo que anunciar el fin de los provilegios para los jubilados. (Foto: EFE) |
"Nos ha costado...", fue todo lo que alcanzó a decir Fornero antes de romper en llanto en medio de una sesión del Consejo de Ministros del Gobierno italiano presidido por Mario Monti, que aprobó un ajuste presupuestario que buscará una reducción de gastos de entre 12.000 y 13.000 millones de euros.
"Creo que quería decir sacrificios", dijo el propio Monti, que salió a salvar la situación, en medio de un incómodo silencio.
El premier continuó haciendo suyas las palabras que la ministra había intentado pronunciar y comunicando las medidas.
Antes de quebrarse, Fornero anunció que a partir del 1 de enero de 2012 el sistema de pensiones pasará a basarse solamente en los aportes de los cotizantes, lo cual borrará los privilegios de los que gozaron hasta ahora.
"Se calcularán las pensiones de acuerdo con las contribuciones de los trabajadores, sin privilegios", y se aumentará a 42 para los hombres y 41 para los mujeres el mínimo de años cotizados para poder percibir la pensión "anticipada", se dispuso.
