Flota ballenera llegó a Japón con sólo 172 cetáceos
La flotilla se vio obligada a suspender su gira ante el acoso de Sea Shepherd.
La organización ecologista persiguió en forma constante a los buques factoría.
La flotilla se vio obligada a suspender su gira ante el acoso de Sea Shepherd.
La organización ecologista persiguió en forma constante a los buques factoría.
La flota ballenera nipona llegó de vuelta a Japón con solo 172 cetáceos, tras verse obligada a suspender su polémica temporada de caza en la Antártica en febrero por el acoso de la organización ecologista Sea Shepherd.
S
egún la agencia Kyodo, el ballenero de 8.044 toneladas Nisshin Maru atracó en el puerto de Tokio, mientras otros barcos más pequeños de la flota, como el Yushin Maru, llegaron al puerto de la provincia de Yamaguchi.
En su truncada temporada de pesca la flota capturó 170 ballenas minke, frente a una cuota permitida de 850, y dos ballenas de aleta (rorcual común), frente a la cuota de 50, según Kyodo.
Se trata de un mínimo histórico para los balleneros nipones, que en la temporada pasada cazaron poco más de 500 cetáceos, solo el 60 por ciento de su objetivo también a causa de la campaña antiballenera de Sea Shepherd.
Japón puso fin de forma adelantada a su temporada de caza en la Antártica de este año ante las agresivas prácticas del grupo conservacionista, con abordajes, lanzamiento de ácidos corrosivos o encadenamientos de sus activistas a los buques nipones.
Esta fue la primera vez que Japón suspende su caza de ballenas, que realiza todos los años entre otoño y primavera, desde que Sea Shepherd comenzó su campaña antiballenera en aguas de la Antártica en 2005.
La caza de ballenas reportó a Tokio constantes críticas en todo el mundo y hasta una denuncia de Australia ante el Tribunal Internacional de Justicia de La Haya por esconder, bajo supuestos fines científicos, motivaciones meramente comerciales.
Japón abandonó la caza de ballenas en 1986 por la moratoria internacional, pero la retomó un año después bajo un programa con fines científicos autorizado por la Comisión Ballenera Internacional (CBI), entre el escepticismo de muchas asociaciones y países.