Pasó 12 horas inmóvil en su asiento, sin despertar sospechas.
Su trágica travesía sólo quedó al descubierto al concluir el servicio diario.
No es primera vez que en Japón alguien muere en espacios públicos concurridos sin que nadie parezca inmutarse o notarlo.
La muerte de un japonés en un tren en el área de Tokio pasó inadvertida durante 12 horas, en las que el cadáver recorrió 652 kilómetros antes de que el personal ferroviario se percatara, al cerrar el servicio.
El incidente ocurrió el 11 de mayo en un tren que cubrió varios trayectos entre la capital y áreas circundantes: el hombre subió en la céntrica estación de Shibuya, operada por la empresa Japan Railway (JR), y su deceso quedó al descubierto en la parada JR Odawara, en la prefectura de Kanagawa, detalló esta jornada el diario Asahi.
El convoy continuó yendo y viniendo durante 12 horas sin que nadie notara nada inusual, hasta que el personal de la mencionada estación advirtió su llamativa inmovilidad al ir a preparar el tren para su regreso a las cocheras: comprobó que no tenía pulso y llamó a los servicios de emergencia.
Se cree que el hombre, que fue encontrado en un asiento doble, de espaldas a la ventana, falleció debido a una enfermedad que padecía, según Asahi, que no ofreció más detalles al respecto.
La policía no sospecha de ningún delito en el caso.
La capacidad del tren donde se produjo el incidente es de unas 2.000 personas y sus operaciones comprenden trayectos que incluyen emblemáticas paradas de la capital japonesa, como Shibuya, Shinjuku, Ikebukuro y Ueno; y llega hasta la ciudad de Utsunomiya, capital de la prefectura de Tochigi, al norte del área metropolitana.
Aquel día, el convoy dio tres vueltas entre la prefectura de Kanagawa, al sur de Tokio, y Utsunomiya, y el cadáver recorrió 652,7 kilómetros antes de ser descubierto.
Éste es el más reciente de una serie de sucesos en los que varias personas han fallecido siendo inadvertidas o ignoradas por transeúntes en el país asiático.
A finales de marzo, un varón septuagenario falleció en la prefectura de Ibakari, al noreste de Tokio, después de que su abrigo quedara pillado en una escalera mecánica operativa y pasara algún tiempo tirado allí sin asistencia. El hombre fue encontrado con vida, pero falleció posteriormente.
