La organización humanitaria Amnistía Internacional (AI) hizo público un informe que reúne testimonios sobre el "desprecio por la vida humana" que -a su juicio- han mostrado las fuerzas de seguridad de Egipto en sus enfrentamientos con partidarios del derrocado Gobierno islamista.
"A la luz de los testimonios iniciales y otras pruebas que hemos reunido, parece haber poco espacio para dudar de que las fuerzas de seguridad han actuado con un flagrante desprecio por la vida humana, y es necesaria con urgencia una investigación completa, imparcial e independiente", sostiene AI en el documento.
Para el director del programa de Oriente Medio y Norte de África de la organización, Phlip Luther, "si bien algunos manifestantes usaron la violencia, la respuesta de las autoridades fue gravemente desproporcionada. Aparentemente, no diferenciaron entre manifestantes violentos y no violentos", relató.
La ola de violencia que ha dejado más de 600 muertos la última semana en Egipto comenzó a primera hora de la mañana del miércoles, cuando las fuerzas de seguridad iniciaron el desalojo de dos campamentos en El Cairo en los que se concentraban seguidores del depuesto presidente Mohamed Morsi.
Ataques inmediatos
Un testigo citado por Amnistía en su informe aseguró que "oyó una advertencia a través de altavoces que llamaba a los manifestantes a abandonar la zona, pero poco después de un minuto comenzaron a disparar y lanzar gases lacrimógenos en su dirección".
"La situación continuó así hasta el mediodía. El gas lacrimógeno era continuo y los tiros llegaban desde los tejados y desde vehículos blindados. Los disparos llovían sobre nosotros", relató el testigo.
"Sobre las seis de la mañana se nos acercaron tres vehículos blindados por la calle Al-Tayaran. No hubo avisos verbales, solo unos cuantos tiros al aire. El único aviso verbal que escuché durante todo el día fue a las cinco de la tarde. Entonces nos dijeron que debíamos abandonar la plaza, cuando ya todo había terminado", narró otro testigo.
Esa misma persona describió como los opositores acampados se enfrentaron a las fuerzas de seguridad: "Resistimos mucho, logramos empujarlos hacia atrás al principio. La zona vivió horas de lucha callejera. La gente se moría a mi alrededor desde primera hora de la mañana, vi a personas con disparos en la cabeza y el pecho", explicó.
Una enfermera que atendía a los heridos en la zona describió a la organización humanitaria cómo las primeras personas afectadas por los gases y con heridas por perdigones llegaron apenas comenzó el desalojo, mientras que los primeros heridos de bala comenzaron a llegar a las siete y media de la mañana.
Por la tarde "había tantos heridos y muertos que perdimos la cuenta. En ese momento todos los médicos se fueron al hospital principal de Rabaa, porque el número de pacientes era abrumador, no teníamos capacidad para lidiar con aquello", afirmó la enfermera.
"Estaban disparando en la puerta del hospital. Me di cuenta cuando me llamaron para ir al hospital montado sobre el terreno sobre las cuatro y media. Nada más salir, el hombre que estaba custodiando la puerta recibió un disparo en la cabeza", explicó por su parte un doctor a AI.