Por Aldo Schiappacasse
Cuando terminó el partido y Camerún se consagraba campeón de África superando a Egipto, Mohamed Aboutrika estaba doblemente triste.
Primero porque el comentarista de la televisión egipcia lamentaba la derrota de los Faraones desde su propio pasado de futbolista, que lo llevó a dar dos veces la vuelta olímpica en ese torneo. Una gloria venerada por los hinchas de su selección, Aboutrika sabía que tras el doloroso pitazo final su vida jamás sería como antes.
El gobierno de su país, hora antes de la final, había publicado un listado de 1.400 terroristas que serían detenidos y juzgados por su apoyo al régimen de los Hermanos Musulmanes, y el ex campeón sabía que jamás podría volver a su país en esas condiciones, por lo que le esperaba el exilio forzado.
Los abogados de Aboutrika señalan que no hay prueba alguna que avale la acusación del Gobierno. "Él jamás financió ni a los Hermanos Musulmanes ni al gobierno del derrocado presidente Mursi". La única prueba disponible son grabaciones de la televisión donde aparece el futbolista -hoy retirado a los 38 años y dedicado sólo a los comentarios de televisión- apoyando la campaña electoral del 2012.
Cuatro veces elegido como el mejor jugador de África, participante en los Juegos Olímpicos de Londres con los Faraones, Aboutrika se retiró a finales del 2013 en el equipo de Al Ahly, que, impensadamente, se transformó en otro punto en su contra.
Como suele recordarse, la primavera árabe comenzó en Egipto tras un sangriento partido de fútbol en Port Said, donde los fanáticos ultras del Al-Masry (que apoyaban a Mubarak) invadieron el campo de juego para ajusticiar a los jugadores del Al-Ahly, fervientes partidarios de los cambios políticos.
La masacre terminó con 74 muertos y una escalada de violencia que sólo culminaría meses después con un golpe de estado que colocó al Ejército al frente del país.
Desde entonces las detenciones y acusaciones han proliferado, algunas de ella todavía vinculadas al fútbol profesional.
La última fue la de Aboutrika, el comentarista que sufrió por partida doble. La derrota ante Camerún significaba quedar fuera de la Copa Confederaciones (será Camerún quien enfrente a Chile) y para él, el inicio de un largo e incierto exilio. Sus bienes fueron confiscados y su familia retenida. Para el ex jugador y comentarista, la pesadilla recién comienza.