La Justicia egipcia ordenó este viernes prisión preventiva para el depuesto presidente Mohamed Mursi , retenido por el Ejército, mientras decenas de miles de sus seguidores y detractores salieron a las calles en una jornada de protestas, que acabó con cinco muertos y más de un centenar de heridos.
El juez del Tribunal de Apelación de El Cairo, Hasan Samir, dispuso la medida cautelar contra Mursi, depuesto por las fuerzas armadas, por supuestos vínculos con el grupo palestino Hamás para perpetrar "acciones enemigas contra el país".
También está acusado del asesinato de presos y oficiales de policía, además del secuestro de responsables de seguridad, del asalto e incendio de la cárcel de Wadi Natrun y de atacar instalaciones de las fuerzas del orden.
Mursi estuvo recluido en Wadi Natrun durante la revolución que derrocó al régimen de Hosni Mubarak entre enero y febrero de 2011, pero logró escapar a los dos días de su detención gracias al caos que reinaba en los presidios tras la desbandada de los guardianes.
Por el momento, el Ministerio del Interior no ha recibido ninguna notificación para empezar los preparativos para el ingreso del islamista en alguna de sus prisiones.
La orden del juez fue aplaudida por los manifestantes que acudieron por decenas de miles al caer la tarde a la plaza Tahrir de El Cairo en respuesta al llamamiento del jefe del Ejército, Abdel Fatah al Sisi, quien pidió a los ciudadanos salir a la calle para apoyar a las fuerzas del orden en su lucha contra la violencia.
"Hemos venido hoy a decirle al mundo que los egipcios son quienes han decidido que Mursi no es competente para ser nuestro presidente, porque es el presidente de una sola facción", dijo a EFE Hana, una ama de casa de 40 años que acudió a Tahrir acompañada por su marido.
La céntrica plaza de la capital y los alrededores del Palacio Presidencial de Itihadiya se convirtieron en un mar de banderas egipcias y de fotografías de Al Sisi, considerado casi como un héroe popular.
Otro de los manifestantes, Taufiq Abdelkarim, recordó que cuando Mursi accedió a la Presidencia el 30 de junio de 2012, los egipcios tuvieron esperanza, pero después de un año de gobierno ya no tienen paciencia con un régimen que crea discordia.
Mientras, en otros puntos del país, decenas de miles de islamistas se manifestaban para dar su respaldo a Mursi.
La jornada no estuvo exenta de incidentes y al menos cinco personas murieron y más de un centenar resultado heridas en choques entre partidarios y opositores del exmandatario.
Los enfrentamientos más graves se registraron en Alejandría en las inmediaciones de la mezquita de Al Qaed Ibrahim, en el centro, donde fallecieron 5 personas y 147 sufrieron heridas.
Además, hubo 31 heridos en disturbios en Shubra y en Al Marg, en El Cairo, y en la localidad de Damieta, en el delta del Nilo.
Ultimátum
El Ejército había dado un ultimátum, que expiró hoy, para "unirse a las filas de la patria", y había avisado de que pasado ese plazo modificaría su lucha contra la violencia.
El portavoz castrense, Ahmed Ali, negó este viernes que las fuerzas armadas preparen una irrupción inminente en las acampadas islamistas, y explicó que el llamado de Al Sisi "no conlleva amenaza alguna a ninguna parte en concreto, sino una iniciativa para afrontar el terrorismo y la violencia".
La concentración más numerosa de los islamistas tuvo lugar hoy en la plaza de Rabea al Adauiya, en el distrito cairota de Ciudad Naser, donde las fotografías de Mursi eran las favoritas entre los participantes, la mayoría hombres con barba y mujeres veladas.
En los accesos al lugar había voluntarios pertrechados con improvisados escudos con la bandera de Egipto y con palos de madera, además de llevar el pecho protegido con almohadillas.
Junto al escenario montado en la plaza se encontraba el influyente clérigo islamista Safuat al Higazi, sobre el que pesan dos órdenes de arresto por su supuesta implicación en actos violentos.
Al Higazi dijo a EFE que el ultimátum dado por los militares no les importa nada: "No nos interesa, como si no lo hubiéramos oído, el Consejo Militar y Abdel Fatah al Sisi se volvieron locos por la sangre que quieren derramar", aseguró.
Al Higazi, que no tiene intención de entregarse a la justicia, destacó que los seguidores de Mursi no van a moverse de Rabea al Adauiya: "Les desafiamos a que vengan a matarnos y a desmantelar la protesta. Nosotros ni mataremos a nadie ni resistiremos", subrayó.