El jeque Hasan Nasralá, líder del grupo, enfatizó que no tienen premura en volver a la violencia, aunque lo harán si el régimen que encabeza Ehud Olmert vuelve a la carga sobre territorio libanés.
El secretario general de Hizbulá, el jeque Hasan Nasralá, aseguró que el grupo conservará sus armas y las utilizará en caso de que Israel ataque el Líbano, según una entrevista que publica este martes el periódico local As Safir.
"La resistencia no utilizará sus misiles, salvo en caso de guerra israelí contra el Líbano", afirmó Nasralá.
Según el jefe chiíta, Hizbulá conservará sus misiles, tal como ya hizo "entre 1996 y 2006" es decir desde la penúltima ofensiva israelí contra el Líbano -conocida como "Las uvas de la ira"- hasta la última en julio y agosto de este año, periodo durante el cual la situación estuvo relativamente tranquila en el sur a excepción de algunos incidentes en el controvertido sector de las granjas de Cheba.
Nasralá agregó que "acabamos de salir de una guerra y no tenemos prisa por comenzar nada en Cheba, aunque es nuestro derecho y no vamos a hacer un regalo gratis a Israel".
Dichas granjas, situadas entre el Líbano, Siria e Israel, son reclamadas por el Líbano como territorio propio, pero Israel y la ONU consideran que forman parte de Siria, al igual que los contiguos Altos del Golán.
Nasralá acusó, por otra parte, a Israel de haber empleado durante su reciente ofensiva contra el Líbano todas las armas en su poder, a excepción de la nuclear y dijo que dicho país fracasó en poner fin a la acción de la resistencia y liberar a sus soldados.
Según él, el único éxito del primer ministro israelí con su larga guerra fue enviar a todos a los refugios.
"Los próximos días demostraran que Hizbulá es el mayor movimiento de resistencia en la historia del Líbano", añadió, quien señaló además que quieren ser "un modelo para todos los árabes."
Asimismo, negó que los chiítas tengan un determinado proyecto para el país, o que haya desavenencias entre su comunidad y la sunita en el Líbano, así como malas relaciones con el mundo árabe, en especial con Arabia Saudita, que criticó al movimiento chiíta calificándolo de "aventurero". (EFE)
