De funcionar, cortaría Cisjordania y dificultaría continuidad territorial del estado Palestino.
El plan sería una iniciativa del primer ministro Benjamin Netanyahu.
Según informaron medios locales, Israel tiene un plan urbanístico secreto para bloquear cualquier iniciativa que pueda conducir a la partición de Jerusalén con los palestinos.
El plan consiste en decretar zonas alrededor de la ciudad vieja de la ciudad como parques naturales, senderos públicos y lugares de interés, de forma que la población árabe se vea despojada de cada vez más tierras y de esa forma alterar el statu quo demográfico.
Según el diario Haaretz, el plan responde a una iniciativa del gobierno del primer ministro, Benjamín Netanyahu, y de varias organizaciones de colonos, y su aplicación ha sido asignada a la Autoridad para el Desarrollo de Jerusalén, un organismo público encargado de alentar las inversiones y el desarrollo en la ciudad.
Contrariamente a su predecesor Ehud Olmert, el actual primer ministro israelí descartó cualquier tipo de concesión en Jerusalén, aunque el plan secreto, según denuncia al diario la ONG "Ir Amim" es anterior a su entrada en funciones en marzo pasado.
El propósito del proyecto es "crear una secuencia de parques alrededor de la ciudad vieja" en la aspiración de "fortalecer Jerusalén como capital del Estado de Israel", refiere la ONG, que acusa a grupos derechistas de estar detrás de la iniciativa.
Con esos parques se unirían geográficamente barrios de mayoría judía desde el sur hacia el este, y en línea recta hacia una zona al noreste de Jerusalén conocida como E-1, en la que Israel quiere construir miles de viviendas para colonos.
El E-1 es uno de los proyectos más polémicos alrededor de Jerusalén porque, de salir adelante, cortaría Cisjordania en dos pedazos y dificultaría la continuidad territorial de un futuro Estado palestino.
En Jerusalén residen más de 700.000 habitantes, de los que unos 200.000 son palestinos y se concentran en la parte oriental, que reclaman como capital de un futuro estado independiente.
Por presiones de la comunidad internacional, en particular de Estados Unidos, el E-1 está congelado, aunque se teme que el nuevo gobierno israelí pudiera relanzarlo en caso de llegar a una crisis con la nueva Administración de Estados Unidos.
