Este 2018, un total de 19.799 personas murieron en el marco de la guerra.
El Gobierno sirio sigue ampliando su control del territorio.
Desde que comenzó el conflicto, en Siria han muerto más de 350.000 personas.
El 2018 se convirtió en el año menos mortífero en Siria desde que comenzó en 2011 una guerra que continúa desangrando el país, con 19.799 personas muertas durante los últimos doce meses, mientras el Gobierno sirio sigue ampliando su control del territorio, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
De todas las víctimas, la cifra más alta es la de los civiles con 6.482 decesos, de los cuales 1.437 eran menores de edad, mientras que 886 eran mujeres adultas, según la ONG.
Los aviones del Gobierno sirio y de sus aliados rusos, que intervienen en la contienda desde septiembre de 2015, han provocado la muerte de 2.369 de esos civiles, una cifra que se suma a los 573 fallecidos por los ataques de la coalición internacional liderada por Estados Unidos.
La documentación del Observatorio, cuya sede se encuentra en Reino Unido, se realiza a través de la amplia red de colaboradores en el país árabe, por lo que las cifras aportadas por la ONG no pueden ser verificadas.
En 2017 fueron más de 33.000 las personas fallecidas, mientras que 2014, tal y como recuerda el Observatorio, fue el año más sangriento en el conflicto en Siria, con más de 76.000 decesos.
Desde el comienzo de la contienda en el país, el Observatorio ha confirmado la muerte de más de 350.000 personas, aunque esa cifra podría alcanzar el medio millón con los casos que la propia ONG no ha podido comprobar.
Este año, el Observatorio ha registrado el fallecimiento de 5.852 combatientes sirios pertenecientes a las Fuerzas de Siria Democrática (FSD), una alianza armada liderada por kurdos, y a otros movimientos leales a este cuerpo.
Septiembre de 2018 fue el mes, según la ONG, en el que menos civiles perecieron desde el inicio del conflicto en Siria, que cifró en 139, casi la mitad respecto a agosto.
En los anteriores meses de 2018, el número de muertos fue superior debido a que se estaban desarrollando ofensivas militares en diferentes puntos del país, donde el Ejército sirio y sus aliados han conseguido retomar la mayoría del territorio que estaba en manos de facciones armadas opositoras y los yihadistas.
Este año ha sido clave para Bachar al Asad, que ha conseguido recuperar el control del 60,2 por ciento del territorio sirio, después de expulsar a los extremistas y a las facciones insurgentes de sus feudos en Siria, un 4,4 % más que el año anterior.
No obstante, Al Asad todavía busca recuperar la provincia de Idlib y otras zonas en las regiones de Alepo, Latakia y Hama (norte y centro), últimos bastiones de sus oponentes en el país mediterráneo.
La ONG también apuntó que el EI, que se encuentra arrinconado en la ribera oriental del río Éufrates a su paso por la provincia de Deir al Zur, en el noreste del país y fronteriza con Irak, ha perdido un 0,7 % del total del territorio sirio y controla ahora un 2,3 %.
Esta cifra difiere de la ofrecida por la coalición capitaneada por Washington, que asegura que los extremistas dominan menos del 1 % del territorio y que hay alrededor de 2.000 combatientes yihadistas emplazados en esas zonas.
El pasado 23 de diciembre EE.UU. anunció el comienzo de la retirada de sus tropas de Siria, lo cual deja un vacío en el norte del país, que el Ejército sirio, Turquía y los rebeldes aliados a Ankara tratan de llenar ante los temores de las FSD a quedarse solas en la batalla contra el EI.
