"Entre 40 y 50 cadáveres" fueron encontrados en la prisión siria de Sednaya, al norte de Damasco y conocida por el uso de la tortura contra los prisioneros, durante las operaciones de rescate iniciadas poco después de que los insurgentes tomaran la capital siria, dijo este martes a EFE el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Rami Abderrahman.
En una conversación telefónica, el jefe de la ONG, cuya sede se encuentra en el Reino Unido pero que cuenta con una amplia red de colaboradores en el terreno, dijo que cree que "la mayoría de los cuerpos son de ejecuciones recientes".
Desde que el grupo islamista Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), heredera de la exfilial siria de Al Qaeda, controlara Damasco, las puertas de esta cárcel, que estaba gestionada antes por la Policía Militar siria, se abrieron y aparecieron varios videos en los que se mostraban a algunos presos con claros signos de tortura.
Con el control de cada ciudad, la organización fue abriendo las prisiones, donde se encontraban numerosos prisioneros políticos, como han ido denunciando durante años organizaciones de derechos humanos.
La Defensa Civil Siria, cuyos funcionarios son conocidos como "cascos blancos", llegó este lunes a la cárcel con cinco equipos especializados para buscar, e incluso excavar con equipo pesado, para determinar si hay más plantas subterráneas.
En Sednaya, que habría albergado entre 10.000 y 20.000 detenidos, según estimaciones de Amnistía Internacional (AI), el uso de tortura y fuerza excesiva salió a la luz tras un motín de presos en 2008.
Desde el comienzo de la crisis en Siria en 2011, en el marco de las revueltas populares de la llamada "Primavera Árabe", la prisión se había convertido en el destino final tanto de opositores pacíficos a las autoridades, como de militares sospechosos de oponerse al régimen.
Familiares de presos esperan noticias
Muchas familias llevan días a la intemperie esperando saber alguna noticia de sus familiares. La gran mayoría de ellos desaparecieron durante las revueltas populares de 2011 contra Bashar Al Asad, que fueron duramente reprimidas.
Numerosos videos han ido surgiendo en las redes, además de otros publicados por los insurgentes, en los que se ven a los prisioneros salir de las celdas, algunos de ellos muy desorientados y otros con claros signos de tortura.
Por lo general, los detenidos eran trasladados a esta prisión tras pasar meses o incluso años recluidos en otros lugares.
Estos traslados se producían a menudo tras un juicio flagrantemente injusto en un tribunal militar secreto. Otros llegaban a la prisión sin haber visto a un juez y sin conocer los supuestos cargos que se les imputaban ni cuánto tiempo permanecerían detenidos, según AI.