Un estudio publicado este martes en la revista Science of the Total Envinroment reveló por primera vez que las bacterias de las aguas antárticas de la bahía Fildes degradan los contaminantes presentes en el mar del continente helado.
En detalle, la investigación - n la cual participó Juan Höfer, oceanógrafo del Centro de Investigación Dinámica de Ecosistemas Marinos de Altas Latitudes (IDEAL) de la Universidad Austral de Chile- se enfocó en la dispersión de contaminantes y cómo éstos llegan a la Antártica, intercambiándose entre la atmósfera y el océano.
Frente a esta interrogante, "mirando los datos y los diferentes compuestos, nos dimos cuenta de que algunos tenían menor concentración en el mar, lo que nos indica que hay algo que los está retirando", indicó el oceanógrafo.
Y claro, "lo que más nos llamó la atención es que, efectivamente, hay bacterias que son capaces de degradar algunos de estos compuestos (...). No sabemos si por exposición o si por forma natural la tienen, pero nos interesa saber cuán comunes son y si existen rutas parecidas para otro tipo de contaminantes", señaló Höfer.
Por lo tanto, "hay un potencial interés para temas de biorremediación o degradación de estos compuestos en otros ambientes que no sea un ambiente controlado de laboratorio", agregó.
CÓMO SE GENERAN LOS CONTAMINANTES
Estas sustancias químicas -llamadas de manera técnica como Compuestos Orgánicos Persistentes (COP)-, "las generamos por actividades humanas. La mayor parte no son de la Antártica, sino que vienen de otros sitios y se transportan", sostuvo el académico de la Universidad Austral.
Estos compuestos pueden quedar depositados en el océano, o en forma de nieve y hielo, y "a medida que empieza a haber más derretimiento en estas zonas costeras, que tienen glaciares cerca o nieve alrededor, puede haber (incluso) una entrada secundaria de estos contaminantes, no solo por la interacción con la atmósfera", aseguró.
"Los COP son persistentes, duran mucho tiempo en el ambiente. Una vez los liberamos,
aunque sea en baja cantidad, no tienden a desaparecer. (Por eso) el hecho de encontrar pequeñas bacterias flotando en aguas muy frías que son capaces de degradar, es impresionante", cerró el investigador del Centro IDEAL.