El iceberg A-68A, que llegó a ser el más grande del mundo, se ha partido en pedazos, lo que pondría fin a la amenaza ambiental que se proyectaba al archipiélago de Georgia del Sur (Atlántico Sur), informó la Agencia Espacial Europea (ESA).
La trayectoria del iceberg ha sido cuidadosamente seguida por el sistema de satélites Copérnico desde 2017, cuando se separó de la barrera de hielo de Larsen en la Antártida.
Las imágenes revelaron que el iceberg había sufrido grietas de gran tamaño la semana pasada y desde entonces se ha roto en múltiples trozos, lo que "podrían indicar el fin de la amenaza medioambiental del A-68A para Georgia del Sur", señala la ESA.
La proximidad del iceberg a la remota isla de San Pedro, del archipiélago de Georgia del Sur, hizo temer que se anclara a la costa y afectara al frágil ecosistema que se desarrolla alrededor, mediante el raspado del lecho marino o el vertido de agua dulce y fría en el océano circundante.
En diciembre de 2020, el iceberg cambió de dirección, ya que las corrientes de la superficie del océano lo desviaron en dirección sureste, alejándose de la isla y perdiendo un enorme trozo de hielo en el proceso.
Los últimos datos procedentes de la misión de radar Copernicus Sentinel-1 muestran que la semana pasada se desprendió de A-68A un nuevo iceberg, A-68G, que mide unos 53 kilómetros de longitud y unos 18 en su punto más ancho.
El iceberg principal A-68A, que en su día fue el más grande del mundo, ahora solo mide unos 60 kilómetros de longitud con una anchura máxima de 22 kilómetros.
Los expertos indican que el grupo de nuevos icebergs "parece que se están separando" en varias direcciones y que "probablemente se alejarán de la isla", dejando de ser una amenaza para la fauna de la isla.
Llamado originalmente A-68, cuando el iceberg se desprendió de la barrera de hielo tenía aproximadamente el doble del tamaño de Luxemburgo, pero al poco tiempo perdió un fragmento, lo que redujo su tamaño y se cambió su denominación por la de A-68A.