Los koalas, unos animales conocidos por su vulnerabilidad y aspecto simpático, se enfrentan estos días indefensos a los devastadores incendios forestales que arrasan el este de Australia.
No hay cifras oficiales, pero los expertos creen que el número de koalas fallecidos puede superar los mil, mientras que los estados de Nueva Gales del Sur y Victoria lanzaron este miércoles la alerta máxima debido a las llamas.
El video de un koala rescatado mientras huía de las llamas en una carretera junto a un bosque ha provocado esta semana un aluvión de mensajes de solidaridad y donaciones de australianos ante el dramatismo de las imágenes.
Su rescatadora se quedó en sujetador para enrollar al animal con su jersey y le rocía con agua en el pelo chamuscado mientras el koala, bautizado como Lewis, emite alaridos.
El ejemplar se encuentra en estado muy delicado y bajo cuidados intensivos en un hospital gestionado por la organización Conservación de Koalas de Australia en Port Macquarie, en la costa centro-norte del estado.
Al menos 50 koalas están siendo tratados en este hospital, la mitad de ellos por deshidratación y quemaduras, indicó a Efe Sue Ashton, presidenta de la organización a cargo de la clínica.
UN MILLAR DE KOALAS MUERTOS
La cifra de koalas fallecidos puede superar los mil ejemplares en Nueva Gales del Sur, incluidos los 700 que perecieron el mes pasado en los incendios de Ballina, en el norte del estado, explicó a Efe la presidenta de la Fundación Australiana de Koalas, Deborah Tabart.
"Nueva Gales del Sur tiene una población de 16.000 a 18.000 ejemplares. Se trata de una gran pérdida", precisó Tabart, al referirse al estatus de este marsupial amenazado ya por el desarrollo urbanístico y la clamidia, una enfermedad bacteriana que les causa ceguera, infertilidad y en algunos casos la muerte.
Los incendios, que han matado a seis personas y calcinado 500 viviendas y 13.000 kilómetros cuadrados desde el pasado 1 de julio, han sido relacionados con la crisis climática, a pesar de que el Gobierno, defensor del carbón, trata de eludir el debate.
"Los koalas están funcionalmente extintos. Los incendios forestales están disminuyendo sus posibilidades de supervivencia", recalcó Tabart, al pedir que el Gobierno australiano tome acciones inmediatas para que se proteja los bosques en los que viven los koalas y evitar que se use el agua de los ríos en la industria del carbón.
El koala (Phascolarctos cinereus) es especialmente sensible a cualquier cambio en el medio ambiente y permanece unas 20 horas al día dormitando o descansando, y utiliza las cuatro horas restantes para alimentarse con hojas de varias especies de eucaliptos.
SOLIDARIDAD
La tragedia de los marsupiales ha despertado la solidaridad de los australianos que ya han donado más de 582.000 dólares al hospital de koalas en una colecta por internet.
La responsable de la clínica dijo que el dinero servirá para tratar a estos marsupiales, así como para crear un programa de reproducción de koalas, que en lengua aborigen significa "sin beber", en alusión a que el 90 por ciento de su hidratación proviene de las hojas de eucalipto que come.
Estos días también se ha hecho famoso Bear, un perro que fue abandonado cuando era un cachorrito y que participó en el rescate de koalas junto a decenas de voluntarios, dijo a Efe su cuidadora, Romane Cristescu, una ecologista de la Universidad de Sunshine Coast.
"Los koalas son especialmente difíciles de detectar, así que hemos pedido la ayuda de perros especializados en la detección de koalas, incluyendo la de Bear", comentó Cristescu, al explicar que estos marsupiales son difíciles de hallar incluso para los canes porque se encuentran en lo alto de los árboles y su olor no es necesariamente fácil de sentir.
El koala ha perdido gran parte de su hábitat en Australia a raíz del desarrollo urbano, agrícola y minero, y también por el cambio climático, así como por la comercialización de sus pieles hasta la década de 1930.
De acuerdo a un informe del año pasado del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), se teme que estos marsupiales se extingan si se mantiene el ritmo actual de tala de árboles.