Los incendios que desde septiembre azotan Australia han emitido unas 349 millones de toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera hasta el momento, según datos de la plataforma Periodistas por el Planeta, quien cifra en 532 millones de toneladas las emisiones anuales totales vertidas por el país en 2018.
En el Estado oceánico ya se ha calcinado "más superficie que en la pasada temporada de incendios en la Amazonía", según datos preliminares que "deberán ser revisados al alza porque se va a quemar más", explicó a Efeverde el profesor de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), Fernando Valladares.
Además, el balance de carbono arrojado por ahora a la atmósfera terrestre resulta "escalofriante y de récord", apuntó Valladares, quien recalca que "todavía hay que ajustarlo".
La cifra exacta de emisiones vertidas, según Valladares, se debe ir revisando, pues la época de fuegos en Australia acaba de empezar, a pesar de que "ahora se ha atenuado un poco por la lluvia", aunque las precipitaciones "no son muy intensas y no van a durar mucho".
En realidad, precisó este experto en emergencia climática, el momento "culminante" de la temporada de incendios australiana corresponde a finales de enero y a principios de febrero, dado que durante esta fecha "se acumula el calor y la sequedad", además de que "el combustible en el campo está muy seco".
"Hay que tener en cuenta aún lo que se va a calcinar porque puede ser bastante", advirtió a EFEverde el científico, quien consideró que la extensión de los fuegos "ha llamado la atención", pues las cenizas y manchas de aerosoles "han cruzado el Pacífico hasta llegar a Chile y Argentina", y "dentro de poco alcanzarán la atmósfera global planetaria".
Ahora mismo, "Australia posee algunas de las zonas más contaminadas del mundo", aseguró Valladares, quien apuntó que "muchas regiones cercanas a los focos se asemejan a Londres durante la era preindustrial", debido a las neblinas de humo porque, a pesar de estar a pleno sol, "la atmósfera se encuentra muy contaminada", una situación, dijo, que "repercute en muchos efectos sobre la salud humana".
El futuro del país oceánico, a su juicio, resulta incierto porque "todo apunta a que se han sobrepasado algunos umbrales", a pesar de que, a diferencia de los bosques amazónicos, los australianos "son ecosistemas muy acostumbrados al fuego", pues "hay especies de plantas, árboles y arbustos con una alta capacidad de semillar".
Sin embargo, se trata de fuegos "muy intensos" que alcanzan unas temperaturas "devastadoras en su interior" y abarcan una extensión "tan grande" que, por ejemplo, la fauna carece de corredores y, por ello, "veíamos a marsupiales muy afectados al poseer una movilidad muy limitada".
El escenario que acontece en Australia, lamentó, es "bastante preocupante" y "debería hacernos reflexionar", porque la cuenca mediterránea "podría atravesar la misma situación", pues "aunque existen diferencias importantes", también se dan "muchas analogías".