Un equipo especial de la policía nacional surcoreana llevó a cabo este miércoles redadas en la sede de la policía metropolitana de Seúl y en la comisaria, la estación de bomberos y el ayuntamiento del distrito de Yongsan para tratar de esclarecer los posibles fallos que derivaron en la tragedia de Halloween.
La división de Investigaciones Especiales de las fuerzas de seguridad nacionales llevaron a cabo estas batidas después de que se conociera que hubo varias llamadas a los servicios de emergencia alertando del peligro de aplastamientos en el callejón de Seúl, horas antes de que murieran más de 150 personas en una avalancha.
La investigación tratará de determinar la responsabilidad de la policía, los bomberos y la administración locales por la aparente inacción tras las citadas llamadas, en las que se alertaba de la situación caótica y peligrosa en la zona durante las celebraciones de Halloween.
Las redadas se llevaron a cabo en ocho lugares, entre ellos el ayuntamiento de Yongsan (al que pertenece el barrio de Itaweon donde tuvo lugar la avalancha), así como la comisaria y la estación de bomberos de este distrito, el centro de mando metropolitano de Seúl de bomberos y prevención de desastres, la central policial de la capital y otras comisarías y oficinas, según la Agencia Nacional de la Policía (NPA).
La NPA ha abierto esta investigación tras hacer públicas las 11 llamadas de ciudadanos a los servicios de emergencia alertando de la situación en las calles de Itaweon horas antes de que se produjera la avalancha mortal, lo que ha intensificado las críticas contra el papel de las autoridades para prevenir al accidente y responder una vez se produjo.
Tanto el Gobierno como la policía surcoreanos han admitido la ausencia de protocolos en el país para desplegar activos de seguridad en un evento a gran escala en el que no exista un organizador y por el momento se desconoce si las autoridades locales solicitaron más medios para una celebración que cada año iba aglutinando más gente en el barrio.
Unas 100.000 personas se concentraron el pasado sábado en las calles de esta popular zona de bares de Seúl, produciendo congestiones y taponamientos que provocaron en un estrecho callejón un apilamiento de personas que ha dejado por el momento 156 muertos, mientras que se teme por la vida de otros 29 heridos graves.