La presidenta de Corea del Sur, Park Geun-hye, declarará ante la Fiscalía por un caso de corrupción y tráfico de influencias que ha provocado una fuerte conmoción en el país y que ha llevado a cientos de miles de personas a las calles para pedir su dimisión.
Park nombró este martes al abogado Yoo Yeong-ha, ex miembro de la comisión permanente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, como su representante legal de cara al interrogatorio de los fiscales que previsiblemente tendrá lugar esta semana, dijo a la agencia EFE un portavoz de la Casa Azul de presidencia en Seúl.
El abogado de la presidenta "se coordinará con los fiscales para acordar el día y la hora" del interrogatorio, explicó el portavoz. Por su parte, medios locales aseguraron que la Fiscalía planea llamar a declarar a la jefa de Estado el miércoles, algo que no ha sido confirmado oficialmente.
Si finalmente Park comparece ante la fiscalía supondría el primer interrogatorio de estas características de un presidente en activo en la historia democrática del país asiático.
La Fiscalía ya llamó a declarar las pasadas semanas a varios ex funcionarios de la Casa Azul, a directivos de importantes empresas surcoreanas y a la mujer de 60 años que junto a la presidenta está en pleno centro del escándalo, su íntima amiga Choi Soon-sil, a la que se ha apodado "la Rasputina coreana".
Choi, que no ostenta cargo público alguno, permanece detenida bajo sospechas de haber aprovechado su relación con Park para gestionar documentos confidenciales e intervenir de forma oculta en asuntos de Estado, además de apropiarse de fondos extorsionados a empresas en forma de donaciones.
El caso, al que los surcoreanos denominan "Choi Soon-sil Gate", ha desencadenado la mayor crisis política a la que se enfrenta la presidenta desde que asumió el poder en 2013.
Cientos de miles de personas (unas 220.000 según la policía y más de un millón según los organizadores) se manifestaron el sábado en el centro de Seúl para pedir la dimisión de Park, cuyo índice de popularidad ha caído al 5 por ciento, el más bajo de la historia para un jefe de Estado de Corea del Sur.