El presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski, remodeló este martes su gabinete de ministros, que seguirá dirigiendo la economista Mercedes Aráoz, con cambios en nueve carteras y la promesa de mantener "una ruta de diálogo permanente con los ciudadanos".
El gabinete de Aráoz mantuvo a diez ministros e incluyó, entre los nuevos, a la abogada Cayetana Aljovín como ministra de Relaciones Exteriores y a los miembros del Partido APRA Javier Barreda como ministro de Trabajo y Abel Salinas como ministro de Salud, lo que generó que su partido anuncie de inmediato su "expulsión definitiva".
El secretario general del partido Aprista, Mauricio Mulder, señaló que la invitación de Kucynski a sus militantes a integrar el gabinete "es declararle la guerra al APRA" y aseguró que el presidente no contará con el apoyo de su partido, y seguirán siendo parte de la oposición.
Tras tomar el juramento en el Palacio de Gobierno de Lima, Kuczynski ofreció "un Gobierno cercano a la gente y sus necesidades, dispuesto a solucionar los problemas que enfrentan en el día a día, colocando el Estado al servicio y no a los intereses personales".
"Necesitamos poner a un lado nuestras diferencias por este objetivo mayor, que es la unión", sostuvo en alusión a la crisis política desatada después de que el pasado 24 de diciembre indultara al expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), quien cumplía una condena a 25 años de cárcel por crímenes de lesa humanidad.
El presidente tomó juramento a José Arista como ministro de Agricultura y Riego; Jorge Meléndez, como ministro de Desarrollo e Inclusión Social; Abel Salinas, como ministro de Salud, y a Javier Barreda, como ministro de Trabajo. Además, a Jorge Kisic, como ministro de Defensa; Alejandro Neyra, como ministro de Cultura; Lieneke Schol, como ministra de la Producción, y Ángela Grossheim, como ministra de Energía y Minas.
Al término de la ceremonia, Kuczynski se refirió a la crisis generada en su país por el pedido, finalmente archivado, para que fuera destituido por el Congreso por sus vínculos de una empresa suya con la constructora brasileña Odebrecht y el indulto otorgado a Fujimori.
El gobernante dijo que hoy culminó "una etapa muy importante" en su gestión y aseguró que "en estos días de profunda reflexión" ha conversado "con distintos grupos y fuerzas políticas y peruanos de buena voluntad". "Los últimos 30 días han sido probablemente inéditos en nuestra vida política, hoy vivimos momentos de crispación, pero debemos apostar por el entendimiento para devolverle la estabilidad a nuestro país", acotó.
"Es natural que existan diferencias entre nosotros, ese es el sentido de la democracia, sin embargo, a pesar de nuestras diferencias, les pido a todos unirnos combatir los verdaderos problemas den nuestra nación, la pobreza, la desigualdad en los servicios, la inseguridad, la corrupción", concluyó.