El primer ministro de Perú, Héctor Valer, registra denuncias por violencia familiar por presuntamente haber agredido físicamente a su difunta esposa y a su hija, según trascendió en la prensa local este miércoles, apenas un día después de que asumiera el cargo.
De acuerdo a una resolución judicial difundida por el diario El Comercio, un juzgado peruano dictó en 2017 medidas de protección a favor de la esposa de Valer, Ana María Montoya, después de que esta lo denunciara, junto a su hija Catherine Valer, por violencia física.
Los hechos habrían ocurrido en octubre de 2016, cuando madre e hija denunciaron que habían sido agredidas por el actual jefe del gabinete ministerial, en el interior de su domicilio.
En el fallo judicial, según reporta el citado medio, la jueza mencionó la existencia de un certificado médico otorgado a Montoya el día siguiente de la denuncia "del cual fluye que existen indicadores de maltrato corporal, presuntamente proveniente del denunciado Héctor Valer".
Ante estos "indicios suficientes", el juzgado resolvió dictar medidas de protección a favor de Montoya y le prohibió a Valer "cualquier conducta que constituya violencia y/o acoso en agravio" contra ella, quien falleció el año pasado, según quedó registrado en el diario de debates del Parlamento.
La magistrada, en cambio, no accedió a dictar medidas de protección contra la hija, al considerar una falta de pruebas que permitieran determinar si se encontraba afectada físicamente, pues Catherine lo acusó de haberle propinado "bofetadas, puñetes, atadas en el rostro y diferentes partes del cuerpo y jalones de los cabellos".
Valer también habría enfrentado un proceso judicial de desalojo por no pagar las cuentas de su antiguo domicilio en el distrito limeño de San Borja, según reportaron a medios locales sus ex vecinos, quienes señalaron que era "conflictivo y problemático" y que en una ocasión hasta habría agredido al personal de seguridad de la municipalidad.
El abogado, especializado en derecho penal, encabeza el tercer gabinete en seis meses del complicado gobierno de Pedro Castillo, quien se vio obligado a renovar al equipo ministerial tras las bulladas renuncias de su ministro del Interior, Avelino Guillén, y de la primera ministra Mirtha Vásquez.