La primera ministra británica, Theresa May, convocará el 13 de septiembre a reunión especial del gobierno destinada a realizar preparativos en caso de que el Reino Unido no llegue a un acuerdo del "brexit", la salida del país de la Unión Europea (UE).
May ha pedido a sus ministros que se aseguren de no tener ningún compromiso durante ese día, para abordar un plan sobre las medidas que habrá que adoptar en determinadas áreas en caso de que no se logre un acuerdo entre Londres y Bruselas sobre los términos de la retirada británica de la UE.
De acuerdo con el dominical británico, May ha convocado esta reunión porque teme que las disputas internas en el Gobierno entre los ministros "euroescépticos" y los preeuropeos sobre el "brexit" puedan perjudicar su posición negociadora frente a Bruselas.
Las instrucciones sobre este encuentro fueron remitidas a los ministros el viernes después de que el ministro de Economía, el proeuropeo Philip Hammond, advirtiera de que Reino Unido, presuntamente, saldrá perjudicado económicamente si no hay acuerdo al estimar que el país podría aumentar su endeudamiento.
Presos de la incertidumbre
Londres divulgó el jueves documentos técnicos sobre los problemas que puede afrontar el país si no hay acuerdo, como un aumento de los pagos con tarjeta de crédito o una mayor burocracia aduanera.
Estos documentos -que abarcan sectores como el bancario, el farmacéutico, la investigación nuclear, los derechos laborales o los pagos para el sector agrícola británico-, contienen numerosos detalles sobre los eventuales preparativos.
Londres propuso el mes pasado a la UE la creación de un área de libre comercio para bienes tras el "Brexit", lo que evitaría los controles de aduanas y mantendría abierta la frontera con Irlanda.
Los ministros acordaron - en una reunión en la residencia campestre de May a las afueras de Londres- que, para posibilitar ese libre comercio, el Reino Unido mantendría una equivalencia regulatoria con la UE para bienes, aunque no para servicios.
Sin embargo, la propuesta ha causado fricciones internas en el gobierno de May al no ser bien recibida por el ala "euroescéptica", lo que llevó el pasado julio a la renuncia de dos destacados ministros - Boris Johnson como titular de Relaciones Exteriores y David Davis como ministro del "brexit".