Kevin Halligen, el detective que fue acusado de malversar fondos destinados a la búsqueda la pequeña Madeleine McCann, fue hallado muerto en su casa de Surrey, al sur de Londres, a los 56 años.
La Policía indicó que esta muerte es "inexplicable" y está a la espera de que un informe forense aclare lo sucedido.
Su cuerpo fue encontrado sin vida en su casa, completamente ensangrentado "probablemente por las caídas que tuvo cuando estaba borracho o desmayándose", según señalaba Adrian Gatton, un periodista de investigación, publicó Antena 3.
Adrian Gatton, que realizó un documental junto a Halligen sobre la familia McCann, fue quien confirmó la muerte del detective a la prensa y ha querido aclarar que su muerte "no tiene nada que ver con algo sucio aunque mucha gente lo deseara", sino que cree que "está relacionada con el alcoholismo" porque "su casa estaba llena de botellas vacías", según recogen medios como la BBC o The Sun.
Halligen se dio a conocer tras ser contratado por la familia McCann para encontrar a Madeleine, que desapareció en el Algarve portugués. El detective, que estafó a la familia más de 300.000 euros, no consiguió avanzar ni recabar ningún tipo de prueba que sirviese para resolver el misterio de la desaparición de la pequeña.
Según se pudo demostrar, Halligen utilizó los fondos destinados a la investigación para pagar viajes en primera clase, hoteles de lujo e incluso una mansión.