Las primeras bodas entre personas del mismo sexo comenzaron a celebrarse desde la pasada medianoche en Inglaterra y Gales, tras entrar en vigor, este sábado, la ley que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo.
La denominada "Ley del Matrimonio (para Parejas del Mismo Sexo)" fue aprobada en 2013 en el Parlamento de Westminster, si bien sólo afecta a Inglaterra y Gales, pues Escocia aprobó una similar el pasado febrero, que entrará en vigor a finales de año, mientras que la Asamblea norirlandesa no ha legislado al respecto.
Esta nueva legislación recibió la luz verde ocho años después de que entraran en vigor en el Reino Unido las uniones civiles en los Ayuntamientos para parejas gays, que les otorga derechos y responsabilidades similares al matrimonio civil sin estar casados.
Esas uniones permiten que en las parejas homosexuales uno de ellos pueda, por ejemplo, heredar el patrimonio del otro si éste ha fallecido, pero no pueden cambiarse el apellido, como en el caso de los casados.
Por la ley que entró hoy en funcionamiento las parejas homosexuales podrán contraer matrimonio como los heterosexuales en ayuntamientos y templos religiosos que lo autoricen, pero no por la Iglesia anglicana.
Los homosexuales británicos que se hayan casado en el extranjero serán reconocidos además en el Reino Unido también como matrimonios.
"Día histórico"
La legislación es defendida por el primer ministro británico, el conservador David Cameron, pese a las críticas de muchos de sus correligionarios y de la jerarquía anglicana.
El Ejecutivo planea izar hoy en algunos edificios gubernamentales la bandera del arcoiris, que representa a los homosexuales para celebrar la entrada de la nueva ley.
El rechazo de la Iglesia a esta legislación obligó a que la ley incluyera la prohibición de estos matrimonios en templos anglicanos.
No obstante, el arzobispo de Canterbury, Justin Welby, ha suavizado el tono en relación con este asunto, al indicar recientemente que la Iglesia ha aceptado que hay una ley que autoriza estas bodas.
La Iglesia anglicana se encuentra profundamente dividida sobre este asunto al tiempo que Welby trata de evitar que ese cisma se extienda al Reino Unido, donde algunas congregaciones evangélicas conservadoras han amenazado con abandonar la Iglesia de Inglaterra si finalmente acepta que puedan celebrarse matrimonios gays en sus templos.