El primer ministro británico, Gordon Brown, testifica en público ante la comisión independiente que investiga la guerra de Irak sobre su papel en la decisión de invadir el país árabe y la posterior gestión económica del conflicto.
Brown, que estaba en el momento de la invasión al frente del Ministerio de Finanzas, responderá durante cuatro horas repartidas en dos turnos ante la llamada comisión Chilcot a las acusaciones de que restringió la dotación económica de las Fuerzas Armadas, lo que las puso en mayor peligro que el debido.
Los investigadores querrán saber hasta qué punto Brown estuvo involucrado en los preparativos de la invasión, decidida por el entonces primer ministro Tony Blair con el pretexto de unas inexistentes armas de destrucción masiva y cuyo motivo último no era otro que el deshacerse de Sadam Husein.
El ex director de comunicaciones de Downing Street Alastair Cambell explicó en su propia comparecencia ante la comisión que Brown era uno de los "ministros claves" con los que Blair hablaba regularmente.
Sin embargo, la ex ministra de Desarrollo Internacional Clare Short, que dimitió después de la invasión, minimizó el papel de Brown y dijo que había sido "marginado" por Blair en los preparativos de la invasión.
Como ministro del Tesoro, Brown era en aquella época responsable ante todo de la financiación del costoso conflicto y la comisión querrá saber si, como afirman sus críticos, entre ellos miembros del estamento militar y familiares de los caídos, aquél escatimó los medios necesarios.