Conmoción se vive en Reino Unido luego de que un informe periodístico revelara que casi 30 hospitales utilizan los restos de los fetos abortados de manera natural para producir energía y, entre otras cosas, calefaccionar los propios centros médicos.
La denuncia surgió de una emisión del programa de investigación de Channel 4 "Dispatches", en el que la conductora Amanda Holden reveló que en algunos hospitales incineran a los fetos de menos de 13 semanas de gestación muertos por aborto natural junto a desechos clínicos para utilizarlos como fuente de energía.
El informe revela números escalofriantes: en uno de los principales hospitales públicos del país, Addenbrooke, en Cambridge, se incineraron hasta 797 fetos, en el marco de un plan para la conversión de residuos clínicos en energía para calentar sus instalaciones.
Mientras tanto, Ipswich, operado por un contratista privado, incineró 1101 restos fetales entre 2011 y 2013 con el mismo objetivo.
El reportaje cifró en 15.500 la cantidad de fetos incinerados por 27 establecimientos del Sistema Británico de Salud (NHS por sus siglas inglesas) en los últimos dos años.
Diez de estos centros hospitalarios ya han admitido que los restos fetales quemados se mezclan con otros residuos clínicos para reducir el volumen de los "desechos".
La investigación apuntó además a que los padres de esos bebes no fueron consultados sobre su voluntad con respeto al destino de los fetos y que en algunos casos, como en el hospital Addenbrooke, sólo les decían que sus hijos eran cremados, pero no que eran incinerados como residuos para calefacción.
"Totalmente inaceptable"
La emisión televisiva motivó la inmediata reacción del secretario de estado de la Secretaría de Salud británica, Dan Poulter, quien tildó de "totalmente inaceptable" la práctica y exigió su suspensión inmediata.
Según un informe de The Daily Telegraph, en Inglaterra y Gales las estadísticas oficiales indican que uno de cada siete embarazos termina de forma abrupta en un aborto natural involuntario.