Un equipo de científicos rusos informó este miércoles que están desarrollando un lácteo para prevenir el contagio por Covid-19.
El grupo es liderado por el director del Departamento de Microbiología Molecular del Instituto de Medicina Experimental ruso, Alexandr Suvórov, quien comentó que "esperamos terminar los ensayos preclínicos antes del fin de año y preparar la documentación correspondiente para principios de 2022".
El científico, citado por la agencia Interfax, aclaró que esta vacuna tendrá el mismo sabor que un producto lácteo. Esto se suma a un equipo de científicos de Uzbekistán que en agosto pasado comenzó a desarrollar otras vacunas comestibles contra el Covid-19, la cuales son sintetizadas en tomates.
"Los experimentos han mostrado que la proteína S del coronavirus, sintetizada en un tomate, al alcanzar el intestino despierta el sistema inmunológico y los anticuerpos producidos luchan contra el patógeno", reveló el grupo uzbeko a través de la Academia de las Ciencias de esa república centroasiática.
Los ensayos de la vacuna comestible uzbeka durarán hasta finales del año, según informó la academia.
Los beneficios de ese fármaco, según sus desarrolladores, serían su precio económico y la facilidad para proporcionársela a los niños.