Alexander Cheplecsky dio la bienvenida con la lengua trabada, según los viajeros.
Línea aérea afirmó que las pruebas realizadas no arrojaron alcohol en la sangre.
Los pasajeros del vuelo 315 Moscú-Nueva York, de la línea Aeroflot entraron en pánico y decidieron rebelarse pues estimaron que el piloto del avión, Alexander Cheplecsky estaba borracho, ya que dio la bienvenida con la lengua trabada.
Pese a que la tripulación trató de no dar atención a las quejas de los pasajeros, el amotinamiento continuó, razón por la que tuvo que acceder personal de la línea aérea para calmar a los viajeros.
Sin embargo, uno de los miembros del personal intentó, infructuosamente, tranquilizar a los 300 pasajeros afirmando que no importaba que el piloto estuviera ebrio, ya que el avión era prácticamente automático, lo que aumentó el nerviosismo.
Ante la situación, el piloto decidió salir de la cabina a hablar con los pasajeros, pero apareció apenas sosteniéndose en pie y con los ojos rojos.
"Al principio nos miraba como si estuviésemos locos. Después se quedó ahí parado y explicó que había en la nave otros tres pilotos y que él nos prometía que no tocaría los mandos", dijeron los pasajeros al Moscow Times.
Finalmente, toda la tripulación fue reemplazada y el vuelo pudo despegar con destino a Estados Unidos con tres horas de retraso.
La compañía afirmó que los test realizados al piloto no arrojaron alcohol en la sangre y que probablemente sufrió un infarto menor.
En todo caso, el piloto contó a la prensa que celebró la noche anterior su 58 cumpleaños, pero insistió que no había bebido alcohol.
