El ex presidente de Uruguay, José Mujica, aseguró en la localidad granadina de La Zubia, en el sur de España, que cuando surgen nuevos parámetros culturales que guían a la gente "hay una revolución" y por ello ha abogado a cambiar la cultura, pues sin ello "no cambia nada".
Así lo afirmó antes de recoger el premio internacional de poesía "Laurel de Plata", que anualmente otorga el Ayuntamiento de La Zubia y que este año recayó en Mujica por representar la expresión "más genuina" de lo mejor del ser humano y de la política "hecha poesía".
Esta es la primera salida internacional de Mujica tras renunciar, el pasado 14 de agosto, a su cargo en el Senado uruguayo debido al "cansancio del largo viaje" en la política.
En su intervención de este miércoles, de unos 45 minutos, durante los que el ex mandatario estuvo sentado, aseguró que ni los tiros ni los desastres naturales son la revolución, ya que esta se produce cuando surgen "nuevos parámetros" culturales que son los que guían a la gente.
El ex guerrillero subrayó que lo más "fuerte" no son los ejércitos ni los gobiernos, sino una cultura "funcional" de un sistema en el que la humanidad vive la fiebre de "destrozar un planeta" por acumular ganancias, siendo "impotentes" por no poder frenar eso.
En este sentido Mujica aseguró que los seres humanos son animales con determinadas características, por lo que quien quiera cambiar el mundo ha de tener en cuenta lo que son los humanos primero, pues "conocerse a sí mismo es lo más difícil", aunque es una aventura, invitó, en la que profundizar.
"Nunca el hombre ha tenido tanto", dijo el carismático ex mandatario, que recordó que el "gran motor" en la humanidad es la ganancia y el crecimiento, con materia prima, más energía, más deuda con millones de hombres, ante lo que advirtió que la Tierra "no es infinita" en contrapunto a la "ambición humana".
El verdadero peligro, manifestó, es que se desaten cosas con un nivel irreversible, como el hecho de que las masas de hielo se disuelvan o aumente el nivel de los mares, lo que hace que los humanos estén en la puerta de construir "una gigantesca sartén".
Mujica auguró que a mitad de este siglo los que tengan "mucha plata" tendrán resueltos sus problemas por la ciencia, porque todo "tendrá un costo", si bien considera que habrá injusticia porque quienes no tengan dinero no podrán acceder a tratamientos para su salud, ante lo que espera que la "democracia de la muerte" siga existiendo.
También recordó que la felicidad es "barata" y que "no se compra", aunque ella consista únicamente en cuestiones como "tener tiempo" para la familia, los amigos y "algunas cosas" que les guste a cada cual.
A su juicio, triunfar en la vida es volver a levantarse cada vez que cada uno cae y la libertad radica en la cabeza de cada uno, por lo que abogó por quererse a sí mismo sin cultivar el odio, pues este es "como el amor ciego".
En la vida, continuó en su intervención, hay cuentas que no se cobran, por lo que hay que "aprender a cargarlas en una mochila" y corroborar que el ayer sirve para aprender pero "lo que fue, fue".