Dos cardenales italianos y dos brasileños encabezan la lista de papables.
La discusión se centra en si debe ser un pontífice joven o con experiencia.
La renuncia de Benedicto XVI a su pontificado abrió una nueva etapa en la Iglesia católica dando comienzo a un complejo proceso de elección de su sucesor, en el que varios nombres de cardenales se perfilan con más posibilidades de ser elegidos, entre ellos algunos latinoamericanos.
Uno de los nombres más citados es el del canadiense Marc Ouellet (69 años), presidente de la Comisión Pontificia para América Latina y jefe de la Congregación de Obispos.
También aparece en la lista el italiano Angelo Scola (71), arzobispo de Milán y principal apuesta de sus compatriotas. Es experto en bioética y promotor del entendimiento con los musulmanes.
Otro italiano candidato es Gianfranco Ravasi (70), quien es ministro de Cultura del Vaticano desde 2007 y representa a la Iglesia en las artes y ciencias.
Entre los latinoamericanos aparece el brasileño Joao Braz de Aviz (65), a cargo del departamento de congregaciones religiosas del Vaticano desde 2011. Defiende la preferencia por los pobres.
También brasileño es Odilio Pedro Scherer (63), erigido como el postulante más fuerte de América Latina por su cargo de arzobispo de Sao Paulo, la diócesis más grande del mayor país católico. En su país se lo tilda de conservador.
Leonardo Sandri (69) es argentino y tuvo el tercer puesto en importancia en el Vaticano como jefe de gabinete entre 2000 y 2007.
Juventud versus experiencia
Las palabras de Benedicto XVI en su carta de renuncia, en la que afirma que abandona por su "avanzada edad" y porque "ya no tiene fuerzas" para ejercer su ministerio petrino, han desatado las conjeturas sobre si el próximo Pontífice debe ser joven o anciano.
Por "joven" hay que tener en cuenta una persona como el cardenal Baselios Cleemis Thottunkal (52), arzobispo de Trivandrum de la iglesia Siro Malankarese, nombrado en noviembre del pasado año.
También entran en las "quinielas" el austríaco Cristoph Schoenborne (67), que fue alumno de Benedicto XVI y el que más lo defendió cuando arreciaron las críticas al Pontífice por los casos de curas pederastas, y el cardenal de Manila, Luis Tagle (55).
El cardenal africano de Ghana, Peter Turkson (64), encargado del "ministerio" vaticano para la Justicia y Paz, y el de Nueva York (EEUU), Timothy Dolan (62), son nombres que también se barajan ya.
Los observadores vaticanos que se decantan por un papa joven, justifican su preferencia en que el sucesor de Ratzinger debe tener las fuerzas necesarias para afrontar el desafío de un mundo cada vez más secularizado y reformar una Iglesia, demasiado conservadora -dicen- tras los pontificados de Wojtyla y Ratzinger, para dar respuesta al futuro.
En este contexto, apuntan que el próximo Papa tendrá que dar respuesta a temas que no pueden seguir aplazados, como son el celibato, el sacerdocio de la mujer y la comunión a los divorciados, entre otros.
Otros expertos se inclinan por un "papado" de un decenio, es decir, corto, como el actual, pero con un Pontífice que apueste por una Iglesia centralista, fuerte, que siga la línea de Ratzinger.
