El Vaticano reconoció que durante 63 años ocultó los casos de pederastia cometidos por el sacerdote Marcial Maciel, fundador de los Legionarios de Cristo, otrora uno de los grandes movimientos del catolicismo y seno del mayor depredador de la historia reciente de Iglesia Católica.
Así lo reconoció el prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, el cardenal brasileño João Braz de Aviz, quien expuso que la sede pontificia tenía desde 1943 documentos sobre los abusos sexuales del religioso, consigna el diario El País.
A mediados de los 50, la Iglesia inició una investigación contra Maciel pero acabó en nada por sus amistades en las altas esferas. Desde la pedofilia a la drogadicción, pasando por suplantación de identidad, poligamia e incesto, fueron posible a lo largo de décadas y con la protección de la Curia pese a las constantes denuncias que llegaban a Roma.
"Quien lo tapó era una mafia, ellos no eran Iglesia", dijo el arzobispo emérito de Brasilia al ser entrevistado por la revista católica Vida Nueva.
"Tengo la impresión de que las denuncias de abusos crecerán, porque solo estamos en el inicio. Llevamos 70 años encubriendo, y esto ha sido un tremendo error", reconoció el prelado.
Presentado durante años por el papa Juan Pablo II como apóstol de la juventud, el sacerdote iba para santo hasta que varios de los seminaristas de los que abusó se unieron para clamar desesperadamente ante el Vaticano.
Maciel terminaría siendo considerado el mayor depredador de la historia reciente de la Iglesia Católica.
Benedicto XVI conminó a Maciel en 2006, meses después de la muerte del pontífice polaco, a retirarse a México el resto de su vida, dedicado "a la penitencia y la oración".
Murió en 2008 sin pedir perdón, cuando una comisión de investigación ya había desvelado sin ningún género de dudas sus actividades delictivas y una vida de crápula tolerada por el Vaticano.
El conocimiento público de los escándalos de pederastia en el seno de los Legionarios de Cristo provocó que el Vaticano dictara la llamada "tolerancia cero", la consigna con que el cardenal alemán Ratzinger ganó el pontificado.