El director y subdirector del banco vaticano (IOR) entre los años 2010 y 2013, Paolo Cipriani y Massimo Tulli, respectivamente, deberán indemnizar a la entidad con 40 millones de euros, según dictó hoy el Tribunal de Apelación de Estado vaticano.
La Corte confirmó la sentencia en primer grado, de 6 de febrero de 2018, que les obligaba al pago de la mencionada multa debido a su "mala gestión" del Instituto para las Obras de Religión, el IOR, conocido como el banco vaticano.
En esta segunda instancia el tribunal ha rechazado el recurso de los condenados y les ha sentenciado a indemnizar al IOR por "los daños causados" con un total de 40,5 millones de euros.
En concreto 35,7 millones de euros en calidad de daño emergente, es decir, por el perjuicio derivado de una acción negativa sobre un bien patrimonial, y 4,7 millones a causa de lucro cesante, por la ganancia que la entidad no obtuvo a causa de sus responsables.
Además, deberán hacer frente a las costas procesales del juicio de primera y segunda instancia.
Cipriani y Tulli han tenido que responder sobre su mala gestión durante los años que estuvieron al frente de la entidad bancaria del vaticano, de 2010 al 2013, cuando dimitieron dejando atrás un periodo plagado de irregularidades financieras.
El juicio en su contra, iniciado por la denuncia del propio IOR, fue el primero de este tipo en el Estado de la ciudad del Vaticano y abrió un proceso impulsado en los últimos años por la transparencia y por adecuarse a los estándares internacionales.
Gracias también a las reformas del papa Francisco, que han permitido la apertura de investigaciones y juicios de naturaleza económica aún en curso en el tribunal de la Santa Sede.
El IOR explicó en un comunicado que el juicio contra Cipriani y Tulli es la consecuencia de "una profunda obra de renovación y transformación" del banco, hasta hace pocos años salpicado por varios escándalos.
De este modo, alega, el IOR ha podido poner en marca "importantes reformas del sector financiero vaticano" y ha podido "identificar los abusos cometidos para su perjuicio y defender su patrimonio, que también es el patrimonio de la Iglesia" romana.