El papa saludó este lunes de manera muy emotiva a una anciana víctima de la esclavitud sexual durante la II Guerra Mundial en la catedral de Myeongdong en Seúl, donde Francisco celebra la última misa de su visita de cinco días a Corea del Sur.
El pontífice pasó varios minutos estrechando la mano de Kim Bok-dong, de 89 años, que atendió a la misa en silla de ruedas, y que fue una de las siete "esclavas sexuales" que participaron en la ceremonia.
Kim, conocida activista por los derechos de este colectivo, entregó un pin con una mariposa a Francisco, que se lo colocó en su solapa.
La mariposa es el símbolo de las niñas y adolescentes que el Imperio Japonés reclutó forzosamente en los países colonizados en Asia como esclavas sexuales para sus soldados durante la II Guerra Mundial, conocidas eufemísticamente como "mujeres de confort".
Se estima que hasta 200.000 mujeres, la mayoría coreanas, fueron víctimas de la esclavitud sexual de Japón, aunque poco más de medio centenar de ellas permanecen vivas y todas ellas tienen más de 80 años.
Éstas, junto a otros seguidores de la causa, se manifiestan cada miércoles desde hace 24 años para exigir a Tokio unas disculpas "sinceras", a pesar de que el país vecino ya se excusó oficialmente en 1993.
Tras el emotivo encuentro con la antigua "mujer de confort", el líder de la Iglesia católica dio inicio a la última misa de su visita de cinco días a Corea del Sur.
La misa por la paz y la reconciliación busca principalmente promover el entendimiento y la unificación en la dividida península coreana.
Tras la misa en Myeongdong tendrá lugar una ceremonia de despedida y el papa partirá de vuelta a Roma tras cinco días en Corea del Sur, donde ha llevado a cabo una visita que se considera histórica al ser la primera en 25 años de un papa a este país que alberga a 5,4 millones de católicos.